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ALCMEON 4

Delirio de dermatozoos de Ekbom

Dr. Eduardo M. Oliva


Summary
The author presents a study about of delusion of dennatozoos. He makes a short exposition of the principal phychotic states in presenility. He diferences the extern parasitosis delusion of the intern parasitosis delusion, and demoniac posetion. He describes Ekbom's expositions.

Key words: Psychosis presenile
Delusion of derrnatozoos
Ekbom's description

Alcmeon 4: 516-525, 1991

Esta entidad ha sido comunicada en 1938 por K.A. Ekbomen su trabajo "Der praesenile dermatozoenwhan" que se publicara en "Acta Psychiat. et Neurol." de Dinamarca, hoy "Acta Psychiatrica Scandinavica".
Podemos incluirlo (así lo hace su autor) dentro de los complicados y variados síndromes psicóticos de la "presenilidad".
Muchos autores han escrito sobre enfermedades mentales de la presenilidad no habiendo un criterio unánime sobre lo que se entiende como tal.
Opino que en esto habría que seguir a Kraepelin quien utiliza este término dirigiéndose a estados mentales morbosos causados por procesos involutivos. Así también incluiríamos procesos preseniles por involutivos. Runge, en el tratado de Bumke, habla de "psicosis paranoides y depresivas de las edades de transformación e involutivas".
La lista de autores es muy extensa y las denominaciones sobre las psicosis de esta etapa muy variada. Gaupp realiza un trabajo sobre "Estados depresivos de la edad involutiva de la vida", Capgras sobre "Psicosis de involución presenil", Kleist crea la noción de "Delirio,s sistematizados de la involución", Halberstad en un artículo sobre Psicosis Preseniles adhiere al término Presenil no sin ponerlo en discusión y brindando una interesante reseña sobre los cuadros nosológicos de esta "edad".
También resulta oscuro el origen y la etiología de estas psicosis, entre los cuales el "Delirio de dermatozoos" aparece incluido. Se citan factores tales como arterioesclerosis, climaterio, autointoxicación, psicosis endógenas "tardías", intoxicaciones veras (vgr. cocainismo), depresiones, metabolopatías, hipertensión arterial, predisposiciones genéticas, demencias, etc.
Mas, de los cuadros vistos, no es dable consignar sólo una etiología, ni siquiera apelando al término "endógeno".
Cabaleiro Goás, en un artículo sobre "Síndromes psicóticos de la presenilidad" cita las siguientes entidades, que voy a mencionar porque considero es útil para visualizar de modo global este abigarrado espectro nosográfico según los autores y su relación con el delirio que desarrollo en esta monografía: KRAEPELIN: 1. "Melancolía involutiva", 2. "Agitación ansiosa", 3. "Catatonía tardía", 4. "Delirio presenil de perjuicio"; GAUPP: "Agitación climáterica represiva con evolución hacia la debilidad psíquica"; STRANSKY: "Demencia tardía"; KLEIST: "Para noia involutiva"; ALBRECHT: "Parafrenia Presenil y Paranoia Depresiva"; SERKO: "Parafrenia involutiva"; EWALD: "Hiponoia"; MEDOW: "Psicosis depresivas involutivas"; JACOBI: Catatonía involutiva"; HALBERSTADT: "Síndromes esquizofrénicos tardíos"; ANDREEV: "Depresiones catatónicas tardías"; CAMERON: "Manías crónicas preseniles"; LEONHARD: "Psicosis ansiosa idiopática"; WEBER: "Delirio nihilista presenil"; EKBOM: "Delirio presenil de dermatozoos".

El delirio dermatozoico es también llamado "Delirio parasitario externo" o de "Ectozoos".
Constituye un cuadro psicótico sumamente inespecífico. Se presenta exclusivamente en mujeres a partirde los cuarenta años, más típicamente entre los cuarenta y sesenta y cinco años, pero como veremos luego tambien suele verse en la senilidad propiamente dicha.
Predominan las alucinaciones táctiles, no podría incluirse clásicamente como cenestopático, sino más bien producto de un delirio con alucinaciones e ilusiones exclusivamente háficas. Las enfermas se hallan convencidas irreductiblemente de que su prurito y otras parestesias son producto de la presencia de parásitos en su piel y cuero cabelludo. Cabe recordar que en el climaterio femenino no es infrecuente el prurito, Sill delirio ninguno, y como manifestación sintomática simple de esta etapa de la vida. Así pues, se quejan de albergar, sentir, muy raramente ver, en la superficie de su piel parásitos bajo la especie de ácaros, gusanos, hongos, insectos, etc., sumándose a esto generalmente ideación delirante de perjuicio, en base a personas que por alimentos o "daños" los colocaron.
No es infrecuente que con el objeto de liberarse de estas alimañas y de semejante padecimiento puedan proferirse lastimaduras, erosiones por rascado, y hasta graves quemaduras.
Algunos autores como Beers y Conrad han interpretado este cuadro como una alucinocis táctil crónica. De hecho es frecuentísimo en ciertas toxifrenias como la cocainomanía. Otros autores como Weitbrech amplían el espectro etiológico, considerándolo sumamente inespecífico con adjudicación a psicosis orgánica, depresiones, vasculopatías cerebrales, esquizofrenias, etc. Muy raramente se han reportado casos de delirio compartido, especialmente en matrimonios de edad avanzada, con punto de partida en la mujer.
El que suscribe, ha podido constatar únicamente casos vinculados con demencias seniles, hipertensión arterial y trastornos vasculares encefálicos y un caso si no compartido, al menos "acompañado" en un principio entre madre e hija. También los dermatólogos suelen verse enfrentados en principio a diagnósticos dudosos que conllevan frecuentes estudios. Las enfermas suelen rondar de médico en médico, y cuando finalmente no solucionan nada, concurren a la consulta de videntes, quienes diagnostican un "daño", "envidias", etc., todo lo cual por supuesto demora más la consulta con el psiquiatra.
Ekbom en su trabajo del 38 cita siete casos estudiados en diversos servicios de Estocolmo. En el primero cita a una mujer de cuarenta años que luego de un accidente de tránsito cree ser víctima de pequeños animales parásitos que invaden sus tegumentos, llegando a usar el peine para atraparlos. La creencia se hace luego irreductible. En el segundo se trata de una mujer de cincuenta y cinco años que desde los cincuenta y tres, después de una erupción pruriginosa atípica comenzó a tener la idea delirante de que alguna pequeña alimaña habitaba sus cabellos y vello pubiano. Irreductible. En el tercer caso se presenta una mujer de sesenta y dos años que cree ser víctima de pequeños animalitos que se contagió en sus relaciones con hombres cuando joven, le pican sus genitales. En este caso hubo una crítica retrospectiva parcial y el autor mismo lo clasifica como una "Paranoia atenuada de Friedmann". El cuarto caso es una mujer de cincuenta y seis años que después de los cincuenta empezó a sentir parásitos en su cabeza y cree verlos entre sus cabellos. El quinto caso, mujer también, con prurito anal e interdigital, siente tener un parásito debajo de la piel, pero también uno en el estómago y otro en la oreja. Esto lo expone objetivamente y no presenta ningún otro signo de psicosis.
En el sexto caso se trata de una mujer de setenta y seis años que presenta prurito a nivel del omóplato izquierdo afirmando que pequeñas bestias están dentro de su carne y lo atribuye a un golpe que le diera su marido. Nopresenta ningún otro síntoma psicótico. Irreductible también. Por último el séptimo caso es una mujer de cincuenta y ocho años que supone que su departamento está invadido por animales que le trepan siendo como insectos negros, no dando resultado los insecticidas. Debido a que fue hospitalizada se hubo momentáneamente desembarazada de estos pequeños insectos, pero luego, nuevamente volvió a sentirlos. El autor concluye que las características del delirio encontrado en estos siete casos son: aparición en la mujer de edad presenil de comezones o sensaciones más o menos superficiaíes, con la convicción de un parasitismo exógeno, consistente en pequeños bichos inoportunos, afirmación indubitable de su existencia y tentativas para destruirlos. Un sistema delirante pobrc y relativamente coherente. La creencia delirante es estable e irreductible. No se halla conforzlada cn una estructura psicótica, es decir no se hallan otros síntomas anexos, ni tampoco demenciales, haliándose esta zoopatía externa en personas de diversas edades todas mujeres, que coservan bastante integridad intelectual. Las parestesias y las elaboraciones delirantes pueden tener como base el envejecimiento y las modificaciones involutivas de las funciones cerebrales y hormonales. Hay analogías, según el autor entre este cuadro v la paranoia y la hipocondría delirante. Además deja en claro que la idea de tener animalitos sobre lapiel formaparte de una más completa construcción delirante generalmente con ideas de persecución.
En las observaciones del que suscribe, se ha podido constatar, para corroboración de la magistral descripción princeps: la frecuente coexistencia con verdaderas dermopatías, que son sí, interpretadas delirantemente o en conexión con el delirio, y de las cuales el observador no puede discernir con facilidad si uno ha dado comienzo a lo otro. Para mayor abundar no es raro encontrar en el mismo ambiente del enfermo, la presencia de hongos, insectos, y hasta parásitos en el propio cuerpo, para mayor confusión.
Cabe distinguir, para finalizar, esta zoopatía externa de Ekbom, con la antiguamente descripta zoopatía interna, vinculada con profundas alteraciones cenestopáticas, generalemente en psicosis esquizo-parafrénicas.
Estos cuadros descriptos profusamente por Dupré, con el título de Zoopatías internas, junto a su discípulo H. Levy, son claramente diferenciables del síndrome expuesto por Ekbom. En 1906 Henri Levy publica una tesis bajo el padrinazgo de su maestro el Prof. Dupré que titula "Les delires de Zoopathie interne" editada en París. En esta tesis, su autor expresa, que según los numerosos casos de delirio de posesión zoopática que ha visto en el servicio de su maestro, puede equiparlos con los otros tantos de posesión demoníaca que también ha estudiado. Y justamente este trabajo viene a precisar analogías y diferencias de estos delirios zoopáticos internos con las demonopatías, o delirio de posesión por el Demonio. La tesis es muy extensa, cita veintinueve observaciones de casos en hombres y mujeres, jóvenes muchos, parasitados por serpientes, culebras, ranas, víboras, y hasta por un cocodrilo!.
La ubicación de estos parasitismos es generalmente la cavidad abdominal, especialmente el estómago. La evolución de estos casos es también crónica e irreductible, no tienen la característica de ser preseniles o seniles, ni tampoco de presentarse exclusivamente en mujeres, habiendo numerosos varones entre los enfermos reportados. Respecto de estos delirios zoopáticos internos, el Prof. Ramón Sarró Burbano hace un interesante estudio mitologemático, al que remitimos al que desee profundizar este tema, véase bibliografía. No se refiere Sarró Burbano en estos estudios mitologemáticos a las parasitosis externas que nos ocupan, y que yo creo, son distintas, citándolas aquí únicamente a manera de diferenciarlas claramente.

Sobre un caso:
Mujer de ochenta y cinco años. Viuda. Hasta la menopausia a los cincuenta y cinco años sana. A los treinta operada de vesícula, a los cincuenta de hernia inguinal. Cinco hijos. Vive con la hija menor, de cincuenta y un años, análisis de laboratorio una leve anemia, el resto de los exámenes normales. Antecedente de arritmia cardíaca actualmente mejorada. En tratamiento por hipertensión arterial aparecida en el climaterio. Tratada con diuréticos. Padece también glaucoma, descubierto en un examen ocasional hace unos pocos años. Y finalmente, la afección que más le molesta es una generalizada artrosis, con pousées reumáticas. No obstante deambular con dificultad, hace prácticamente las principales actividades de la casa, está lúcida, cocina, escucha radio, espera con la comida a su hija al regreso del trabajo. Ultimamente no quiere salir a la calle, por el reuma, pero en verano sale a dar vueltas en la manzana, con su hija.
Habita un departamento pequeño. Las paredes acusan un cierto deterioro de pintura. Hay, en las mismas, manchas de humedad, y "hongos". Con paciente e hija también habita un perro pequeño y añoso. Varias veces concurrí a consulta domiciliaria y siempre me llamó la atención un cierto olor desagradable, que la misma hija siente y que explica y atribuye a la dificultad de poder bañar al perro. El aseo de la enferma es correcto, comprobada al examinarla. El delirio de la anciana, comenzó a mediados del año pasado, aunque esto es dudoso por cuanto la enferma dice que su decrepitud se inició a poco de cumplir los ochenta. La cuestión es que después de recibir de parte de una vecina amiga, "una chica joven y atenta", un trozo de torta de chocolate, comenzaron los problemas. La enferma dice que esta chica siempre "se manejó con curanderos y videntes", y que es muy probable que lo que tiene sea un "daño". Refiere que al tiempo de haber comido ese pedazo de torta, comenzó a sentir y palpar en su cuerpo unos bichos, los cuales nunca pudo ver, pero sí, claramente tomar entre sus dedos y arrollarlos en papeles de diario y tirarlos al inodoro. Estos bichos no se dejaban agarrar fácilmente, a veces picaban y otras veces "pataleaban". Todo empezó con un bichito que le entró por la nariz, y se le metió en la oreja y luego pasó al ojo. Fue a consultar primero a un homéopata y luego a un oculista quien le diagnosticó un virus, pero no la curó. Finalmente un médico del barrio le dió el mejor consejo: que viera a un psiquiatra.
Después del bicho del ojo, una tarde, estando sola haciendo cosas de la casa le apareció una cosa dura en el ombligo: "como una uña". Lo sacó limpiándose y dejando la cosa distraidamente sobre la mesa. Cuando volvió a la mesa notó que la uña se había vuelto bicho. Después se movió y se fue al suelo. Lo tomó con papeles de diario, y lo tiró al tacho de basura. Había crecido. Al rato volvió a mirarlo porque le parecía que seguía creciendo. Se asustó mucho. En un momento le pareció ver que tenía "la cara del diablo". No dudó ya nunca más que esto era producto del "daño" que le había atribuído a la vecina. Desde ese día del susto, me cuenta su hija, no quiso mirarse ni limpiarse más su ombligo, tanto que esa parte del cuerpo se la tiene que asear la hija. Esta es la única vez que vió algo de estos bichos. Lo que viene después y hasta el presente es todo percibido a través del sentido del tacto. Continuó luego esto con más bichos, pero esta vez en gran cantidad debajo de su piel, impresionante. No la dejaban noche y día, tanto que llegó a pasarse noches en vela, matando los bichos apretándolos con sus dedos y envolviéndolos en papeles de diario Le salían de todos lados, nariz, ojos, piel, inclusive de una herida que tenía en un dedo y que se había hecho cocinando. Los palpaba claramente, tenían forma de gusanos, había tomado la costumbre durante el día de sacárselos y envolverlos en bollitos de papel y a pesar de que no podía verlos los iba agarrando y juntando en papelitos que luego tiraba al inodoro. Las noches a veces las pasaba en el baño, toda mojada, enfriada, donde sentía que hasta de las rodillas le salían. Eran como unas lombrices que al tomarlas se enroscaban. Tanta era la "obsesión" por estos bichos, me decía su hija, que llegó a estar día y noche dedicada a limpiarse, y siendo invierno se enfermó de una severa bronquitis. Al final dio con el médico de barrio que además de mejorarle la bronquitis le aconsejó el psiquiatra. Mejoró rápidamente, en una semana, con una baja dosis de neuroléptico en gotas, desaparecieron, aunque hubo que explicarle a la enferma, con la ayuda de su hija, que las gotas eran para "matar los bichos", y así cada vez que la asisto debo insistir en ese aspecto. Lo que no desapareció es la idea de que estos bichos se deben a una acción de su vecina, y que se debió a un daño que no cree que se cure. Ciertamente, la desaparición de los gusanitos no ha sido total y en cada visita recuerda que cada tanto tiene que volver a tomar algún bicho, envolverlo y tirarlo. Por suerte por las noches no le aparecen.
Se le practicó una tomografía computada de cerebro que pone de manifiesto "aumento de volumen de los surcos y cisuras de la convexidad endefálica y en forma concomitante dilatación de las cavidades ventriculares supratentoriales. Se configura un grado de pérdida de volumen cerebral que no se manifiesta superior al esperable encontrar a la edad de la paciente. Existen imágenes lacunares focales de baja densidad que involucran a la sustancia blanca paraventricular en el lado derecho y al centro oval izquierdo. Estas lesiones poseen pequeño tamaño y carecen de edema perilesional.
Diagnóstico: Atrofia acorde con la edad, lesiones lacunares de aspecto isquémico focal. Cabe agregar a estos antecedentes y estudios, que la enferrna sufrió paralelamente a la aparición de su delirio las siguientes afecciones dermatológicas, tratadas por el especialista: "múltiples verrugas seborreicas en dorso, tricoficia ungular, eintertrigo interglúteo".

Conclusiones
Conforme lo que expongo precedentemente concluyo que he podidoconstatarun caso bastante típico del deliriodescriptoen 1938 por K.A. EKBOM. El cuadro presentado, si bien no encuadra en la edad presenil tiene, las caractensticas propias, a saber: 1 ) Irreductibilidad, 2) Edad avanzada, 3) Etiología inespecífica, 4) Coexistencia compatible con una personalidad bastante íntegra, sin otros trastornos psicóticos, 5) Ideas delirantes de perjuicio y persecución pobres, 6) Conductas tendientes a librarse de los parásitos, 7) Predominio notorio de alucinaciones táctiles. 8) Concomitancia con lesiones dérmicas a veces reales, y con hábitat acompañado por "parásitos" a veces reales (vgr. hongos), 9) Cronicidad, 10) Sexo Femenino.

Resumen
El autor presenta un caso de Delirio de Dermatozoos. Realiza una exposición sumaria de los principales cuadros psicóticos de la presenilidad. Diferencia el delirio de parasitosis externa de los delirios de parasitosis interna y posesión demoníaca. Describe el cuadro de Ekbom.


Palabras claves: Psicosis preseniles
Delirio de parásitos externos
Alucinaciones táctiles

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