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Año XII, vol 10, N°1, julio de 2001

La Psico-oncología también existe

Gustavo Alfredo Delucchi1 y Fabiana Marmissolle2

 

Propósito, materiales y métodos

La presente breve revisión bibliográfica, es el primer trabajo de una serie, en los que se evaluarán la influencia de distintas variables psíquicas, en la evolución y calidad de vida de pacientes con cáncer. Esta revisión bibliográfica sirve como base introductoria para las investigaciones que se presentarán en el futuro.

Revisión de la Literatura

Mucho tiempo ha transcurrido desde que, en 1800, el diagnóstico certero de cáncer era raro y sin ninguna solución posible. El tratamiento quirúrgico estuvo disponible recién a mediados de siglo, con el advenimiento de la anestesia general. Incluso en esa época la cura era rara y la evolución más probable era la muerte. Poco se sabía acerca de las causas del cáncer, y no existían métodos eficaces para controlar el dolor. Por todo ello, un aura de miedo y penumbras envolvía al cáncer(1).

El cáncer como generador de trastornos psiquiátricos

La evolución vertiginosa de los conocimientos de biología molecular, ha llevado a la constante investigación en oncología, ya sea en sus aspectos etiológicos, terapéuticos y clínicos.

Aunque en otros países también se lleva a cabo desde hace aproximadamente dos décadas, en nuestro medio, el estudio de los desórdenes psíquicos que presentan los pacientes que padecen alguna enfermedad oncológica, no ha sido tan sistemáticamente evaluados. Varias son las razones responsables de ello, pero la que más se destaca en nuestro país, es el estigma asociado con los aspectos psicológicos y emocionales de las enfermedades físicas. Por supuesto que también existen otros problemas especiales relacionados con el cáncer; y ellos son: el dolor difícil de controlar, la dificultosa curación, el aspecto desagradable de ciertos tumores, la debilitación del estado general y la pérdida del atractivo y la autoestima(2).

También se sabe que existen diferencias individuales y culturales muy marcadas respecto de la forma de reaccionar frente al conocimiento de “padecer” cáncer. Incluso en poblaciones que son conocidas por tener rasgos estoicos, se ha estudiado la repercusión del uso del vocablo cáncer, comparado con otros eufemismos. Así, Dunn encontró que a los pacientes que se les mencionaba su patología con el término “cáncer”, presentaban mayor ansiedad que a los que simplemente se les hablaba de “enfermedad”(3). El hallazgo más importante de un trabajo inglés, mostró que el diagnóstico de neoplasia cervical intraepitelial era traumático, y que las mujeres experimentaban altos niveles de pensamientos intrusivos, evitación y agresividad. En el mismo se especuló que de no tratarse a tiempo la ansiedad, ésta causaba gran distress(4). Un trabajo que evaluaba la ansiedad de los pacientes que se sometían a estudios de “screening” para la detección precoz del cáncer, reveló que una moderada ansiedad acerca de los resultados, funcionaba como un factor motivacional para concurrir a efectuarse estudios posteriores; pero, en algunos casos, el extremado nivel de ansiedad interfería con la “adherencia” a los estudios(5). También se sugirió que la ansiedad no interfería con el interés de los encuestados en conocer la susceptibilidad genética de cáncer de colon(6).

A su vez, se han evidenciado cambios en el sistema inmune en pacientes con cáncer que presentaban ansiedad, respecto de aquellos que no la presentaban(7), y la modificación de ambos con la instauración del tratamiento ansiolítico conductual(8).

Finalmente, un trabajo constató que los procedimientos de relajación disminuyen significativamente los niveles de ansiedad en pacientes con cáncer, así como la percepción subjetiva del dolor y los indicadores fisiológicos de aquella (frecuencia cardíaca, respiratoria y presión arterial)(9).

Influencia de los trastornos psíquicos y estilos de enfrentar  el cáncer

Varios trabajos han examinado la influencia de los síntomas psiquiátricos en los distintos cánceres y enfermedades hematológicas malignas, habiendo obtenido resultados extremadamente dispares, por ello esta relación necesita ser más sistemáticamente estudiada(10,14).

Por otro lado, mucho se ha escrito acerca de los efectos de los eventos estresantes de la vida cotidiana en el desarrollo y curso del cáncer. Ahora bien, estudiar solamente la naturaleza del estrés es una parte del problema, ya que un mismo evento estresante no incide de igual manera en todos los individuos, y las formas de reaccionar frente al estrés varía significativamente en cada uno de nosotros.

Uno de los trabajos principales al respecto fue el de Goodkin et al(15) en el que encontraron una muy débil correlación, entre el estrés per se y la evolución de la neoplasia intraepitelial cervical al carcinoma de cervix invasivo de células escamosas, pero la diferencia sí fue significativa, cuando se incluyó como variable de estudio la forma de “enfrentar” al cáncer: así en mujeres con estilos pesimista y de desesperanza hubo una fuerte correlación entre eventos estresantes y el agravamiento evolutivo de la enfermedad.

A continuación mencionaremos los resultados de las investigaciones acerca de la evolución de la enfermedad respecto de la forma de afrontar que adopte el individuo.

Espíritu luchador: Significativamente relacionado con mejor evolución (mayor sobrevida). Una respuesta activa en la cual el paciente acepta completamente el diagnóstico y adopta una actitud optimista, decide luchar contra la enfermedad y decide participar en la toma de decisiones del tratamiento.

Evitación (negación): Se relaciona con una mejor evolución, aunque ha habido descripciones opuestas. El paciente rechaza el diagnóstico de cáncer o minimiza la seriedad evitando pensar acerca de la enfermedad.

Fatalismo (aceptación estoica): Esta forma de reaccionar se ha visto relacionada con una peor evolución. Y se da cuando el paciente acepta el diagnóstico y adopta una actitud fatalista y resignada.

Preocupación ansiosa: Asociada a una peor evolución. El paciente está constantemente preocupado con su cáncer; con miedo de que cualquier dolor indique una recurrencia o diseminación de la enfermedad. Busca un reaseguro constante.

Desesperanza: también relacionado con mala evolución. Individuos que adoptan una actitud totalmente pesimista, se rinden ante la enfermedad, sienten desesperanza.

En resumen, las enfermedades malignas de los individuos que reaccionan pasivamente (con fatalismo, preocupación ansiosa y desesperanza) se asocian con una mala evolución, mientras que no queda muy claro que ocurre con la evitación, pero siempre es mejor cuando los individuos adoptan una actitud luchadora.

Conclusiones

¿Por qué es interesante evaluar la forma de afrontar la enfermedad?, porque se torna muy difícil, e incluso casi imposible eliminar los eventos estresantes de la vida de un individuo (después de todo, son parte de ella y en este caso, el estímulo estresante es la enfermedad y su tratamiento), pero para intentar disminuir los efectos deletéreos del estrés y su posible participación en la peor evolución de la enfermedad, es posible efectuar intervenciones psicoterapéuticas dirigidas a la forma en que se enfrentan con el “estímulo estresante”(15,18).

La realidad nos muestra que la excelencia de los médicos que tratan este tipo de enfermedad, los lleva a concentrarse encomiable y exclusivamente en los aspectos biológicos del cáncer(19). No debería ser de otra forma, porque a ello se dedican. Sólo queremos llamar la atención que la mejora en los aspectos psíquicos de nuestros pacientes mejoran la “calidad de vida”, término que parecería haber sido acuñado para, y usado casi con exclusividad en oncología, y que existe otra disciplina que con gusto se encarga de ellos: la psico-oncología.

Bibliografía

1.-  Holland, J.C. Historical overview. In Holland, J.C., Rowland, J.H., eds.  Handbook of Psychooncology: Psychological Care of the Patient with Cancer. New York: Oxford University Press; 1989: 3-12.

2.- Holland, J.C. Societal Views of Cancer and the Emergence of Psycho-Oncology. In Holland, J.C. Psycho-oncology. New York: Oxford University Press; 1998: 3-15

3.- Dunn, S., Patterson, P., Butow, P., Amartt, H. et al. Cancer by another name: a randomised trial of the effects of euphemism and uncertainty in communicating with cancer patients. J Clin Oncolog, 11 (5): 989-996, 1993.

4.- Palmer, A.G., Tucker, S., Warren, R. et al. Understanding women’s responses to treatment for cervical intra-epithelial neoplasia. Br J Clin Psychol, 32: 101-112, 1993.

5.- Lerman, C. y Rimer, B. Psychological impact of cancer screening. Oncology, 7 (4): 67-72, 1993.

6.- Croyle, R. y Lerman, C. Interest in genetic testing for colon cancer susceptibility: cognitive and emotional correlates. Prev Med, 22(2): 284-292, 1993

7.- Fredrikson, M., Furst, C., Lekander, M. et al. Trait anxiety and anticipatory immune reactions in women receiving adjuvant chemotherapy for breast cancer. Brain Behav Immun, 7 (1): 79-90, 1993.

8.- Gruber, B.L., Hersh, S.P., Hall, N.R. et al. Immunological responses of breast cancer patients to behavioural interventions. Biofeedback Self Regul, 18 (1): 1-22, 1993.

9.- Ferrel-Torry, A. y Glick, O. The use of therapeutic massage as a nursing intervention to modify anxiety and the perception of cancer pain. Cancer Nur, 16 (2): 96-101, 1993.

10.- Greer, S., Morris, T., Pettingale, K.W. Psychological response to breast cancer: effect on outcome. Lancet. 1979; ii: 785-787

11.- Pettingale, K.W., Greer, S., Morris, T., et al. Mental attitudes to cancer: an additional prognostic factor. Lancet. 1985; 1:750

12.- Greer, S., Morris, T., Pettingale, K.W. et al. Psychological response to breast cancer and 15 years outcome. Lancet. 1990; i:49-50.

13.- Holland, J.C., Korzun, A.H., Tross, S. et al. Psychological factors and disease-free survival in stage II breast carcinoma. Proc Am Soc Clin Oncol. 1986; 5: 237

14.- Jamison, R.N., Burish, T.G., Wallston, K.A. Psychogenic factors in predicting survival of breast cancer patients. J Clin Oncol. 1987; 5: 768-772.

15.- Goodkin, K., Antoni, M.H., Blaney, P.H. Stress and hopelessness in the promotion of cervical intraepithelial neoplasia to invasive squamous cell carcinoma of the cervix. J Psychosom Res. 1986; 30:67-76.

16.- Greer, S., Moorey, S., Baruch, J. et al. Adjuvant psychological therapy for patients with cancer: a prospective randomised trial. Br Med J. 1992; 304:675-680.

17.- Fawzy, F.I., Cousins, N., Fawzy, N.W., et al. A structured psychiatric intervention in cancer patients. I. Arch Gen Psychiatry. 1990; 47:720-725.

18.- Burton, M.V., Parker, R.W., Farrel, A., et al. A randomised controlled trial of preoperative  psychological preparation for mastectomy. Psycho-Oncology. 1995; 4:1-9.

19.- Delucchi, G.A. Interconsultas psiquiátricas solicitadas por los servicios de oncologia. Presentadas en la Sociedad dePsiquiatría de La Plata. Oct 1993.

 

Notas al pie:

1 Médico Psiquiatra. Jefe de Trabajos Prácticos de la Cátedra de Psiquiatría de la F.C.M. - U.N.L.P. Docente de la Carrera de Especialista en Psiquiatría de APSA. Ex Psiquiatra del Centro Oncológico de Excelencia de Gonnet.

2 Médico de Planta del Servicio de Oncología del Hospital R. Rossi. Ayudante Diplomado de la Cátedra de Medicina Interna “E” de la F.C.M. U.N.L.P.

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