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Año XII, vol 10, N°1, julio de 2001Carta a los Directores
Sres. Directores:
Esta carta contiene la comunicación preliminar de un modelo de los mecanismos cerebrales que hacen posible transformar un fenómeno, o cosa sensorial, en un objeto o cosa racional. Es decir, una teoría sobre los procesos nerviosos por medio de los cuales una cosa, que nos muestra sólo cómo es, pasa a ser además una cosa que nos revela qué es (para qué sirve, qué hacer con ella). Se trata, pues, de un modelo neurobiológico del hecho mental que puede llamarse, en un sentido convencional, “elaboración del significado”.
Una intepretación no conceptualista de la objetivación, tal como aquí se entiende, puede encontrarse en la publicación de mi conferencia del 18/10/2000, aparecida en el vol. 9, Nº 3, de esta revista.
Es bien sabido que existen abundantes proyecciones desde la corteza cerebral hacia el cuerpo estriado y, asimismo, proyecciones numerosas desde el tálamo ventral hacia la corteza cerebral. Estos dispositivos corticoestriados y tálamo-corticales están ligados entre sí por los sistemas estriadopalidal y pálido-talámico -este último contenido, sobre todo, en los campos de Forel. De este modo, el ingreso de una corriente de origen cortical en la profundidad estriadopalidal, es seguido por la salida de otra corriente que, a través del tálamo, realiza un retorno al cortex.
Es igualmente bien sabido que la lesión de cualquier segmento de este bucle transestriado puede generar trastornos motores cuyas formas más conocidas se denominan “síndromes extrapiramidales”, entre los cuales se destacan las manifestaciones coreicas y atetósicas.
Estos hechos revelan que el cuerpo estriado y el pálido están centralmente implicados en la construcción de los programas de la motilidad, o sea, de las reglas de acción o actos. En efecto, las lesiones palidales bilaterales y extensas pueden originar un intenso empobrecimiento de la elaboración de actos.
Necesario es advertir que los actos no son los movimientos sino la forma de los movimientos, y que, por ello, es posible elaborar un acto e inhibir el movimiento que, en la exterioridad conductual, traduce ese acto.
Los actos no sólo son la forma de los movimientos sino, a la vez, la forma de los objetos. De esta manera, cuando el panorama puramente sensorial de un fenómeno (el “cómo es” una cosa”) recibe la configuración de un acto, se transforma en el panorama racional de un objeto. Por ejemplo, un fenómeno “M”, que recibe la forma del acto “martillar”, se transforma en el objeto “martillo”.
Es altamente probable que, los elementos materiales integrantes del fenómeno, sean elaborados en la corteza cerebral, y que la forma o acto, capaz de transformar la suma de esos elementos en un conjunto racional u objeto, sea una elaboración realizada en el complejo estriadopalidal (que posee una intensidad de convergencia inexistente en el cortex).
Nuestra teoría postula que el carácter racional de las cosas depende de rendimientos subcorticales, y que la corteza cerebral sólo interviene en la producción (o reproducción) del material. Este material se organiza de modo racional si los actos, originados en el cuerpo estriado, son transferidos a la corteza cerebral.
El modelo puede extenderse del cuerpo estriado a la amígdala, pues ésta ocupa una posición profunda entre el cortex valorativo orbitotemporal y el cortex motivacional frontomedial.
En su momento les enviaré el desarrollo de estas nociones, las pruebas más claras y la bibliografía más importante.
Los saludo con mi mayor consideración.
Juan Carlos Goldar
6/4/2001