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La Psicopatía, el MMPI y la Hare PCL R
Jorge O. Folino, Gastón Mendicoa
Alcmeon, Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica, vol. 13, Nº 2, septiembre de 2006, págs. 43 a 54.
Resumen
Introducción:
La psicopatía es una condición psicopatológica de trascendencia social por su influencia en las conductas disociales. La tarea diagnóstica puede obstaculizarse por diferentes grados de confiabilidad en la información obtenida con cuestionarios autoadministrados y con escalas de evaluación clínico conductal.Objetivos: explorar la validez concurrente de la versión argentina de la Hare PCL-R teniendo como parámetro el Cuestionario Multifásico de Personalidad de Minnesota –MMPI 2-
Método: Se evaluó con la Hare PCL-R a 30 varones mayores de 18 años cumpliendo condena judicial en el servicio penitenciario de Santa Cruz, Río Gallegos, Argentina, y se les administró el MMPI 2, elaborando su perfil posteriormente a haber sido completada la PCL-R.
Resultados: Se obtuvieron significativas correlaciones entre las escala Pd y la escala Ma (y su suma) y la puntuación total de la PCL-R. El acuerdo entre el diagnóstico categórico de psicopatía según PCL R y las categorías determinadas por un puntaje de corte de 65 puntos en la escala Pd del MMPI, fue moderado (Kappa de 0,40; p = 0,01). Un modelo de regresión logística constituido por las variables Tríada psicótica, Escala SI y Escala CYN clasificó apropiadamente al 88,2 % de la serie de casos según el diagnóstico de la PCL-R.
Palabras clave
Psicopatía. Cuestionario autoadministrado. Escala de evaluación clínico conductal.
Abstract
Introduction:
Psychopathy is a psychopathological condition of social relevance given its influence in disocial conducts. The diagnosis task can be hindered by the different degrees of reliability in the information obtained from self-report questionnaires and behavior rating scales.Objectives: To explore the concurrent validity of the Argentinean version of the Hare PCL-R taking the Minnesota Multiphasic Personality Inventory MMPI 2 as parameter.
Method: Thirty male convicts over 18 from the penitentiary service of the Province of Santa Cruz, Río Gallegos, Argentina, were assessed with the PCL-R. Also, the MMPI 2 was administered, and profile was obtained after completion of the PCL-R.
Results: Significant correlations were obtained between the Pd and Ma scales (and the addition of both scales) and the PCL-R total score. The agreement between PCL-R categorical diagnosis of psychopathy and the categories determined by a cut-off score of 65 for the MMPI Pd scale was moderate (Kappa coefficient of 0.40; p = 0.01). A logistic regression model –made up by the variables psychotic triad, SI scale and CYN scale– correctly classified 88.2% of the cases assessed with the PCL-R.
Key words
Psychopathy. Self-administered questionnaire. Behavior rating scales.
Introducción
El concepto de psicopatía es el resultado de la confluencia de varias ideas de las tradiciones psiquiátricas francesas, alemanas y anglo-americanas (Herpertz & Sass, 2000). En la actualidad, están difundidas tres categorías diagnósticas relacionadas, el trastorno antisocial de la personalidad del DSM-IV (American Psychiatric Association, 1994), el trastorno de personalidad disocial de la ICD-10 (World Health Organization, 1992), y la psicopatía evaluable a través de la Hare Psychopathy Checklist-Revised -PCL- R- (Hare, 1990a; Hare, 2003). Las características centrales que alcanzaron amplia difusión por las descripciones ya clásicas de Schneider (Schneider, 1965) y Clekcley (Cleckley, 1941), cuentan en la Argentina con amplia aceptación entre los clínicos forenses.
La psicopatía es una condición psicopatológica de suma importancia para la psicología y la psiquiatría en general y para la aplicación de estas disciplinas en el ámbito forense en particular. Esa condición tiene trascendencia social por su influencia en las conductas delictivas.
Una amplia proliferación de estudios en la última década y media contribuyó a que se considerara la PCL-R (Hare, 1990a; Hare, 2003) un estándar para el diagnóstico de psicopatía (Gacono & Hutton, 1994) (Lilienfeld, 1998) y un instrumento sumamente útil en la evaluación del riesgo de violencia (Harris et al. 1991) (Hart, 1998; Hart et al. 1994; Salekin et al. 1996; Serin & Amos, 1995) (Hart et al. 1994; Salekin et al. 1996; Serin & Amos, 1995). En una línea de investigación argentina reciente se evaluaron la confiabilidad de la versión argentina de la Hare PCL-R y diversos aspectos de la validez; además, se produjo el primer estudio normativo en población forense (Folino et al. 2003; Folino & Castillo, 2005; Folino & Hare, 2005).
El presente estudio tiene el objetivo de explorar la validez concurrente de la versión argentina de la Hare PCL-R teniendo como parámetros los resultados con el Cuestionario Multifásico de Personalidad de Minnesota –MMPI 2- (Hathaway & McKinley, 1989).
Diversos estudios similares previos han señalado algunos problemas y, en general, una débil, aunque consistente, relación entre las subescalas relacionadas con psicopatía y los procedimientos clínico-conductales de evaluación (Hare, 2003) p.92). Las subescalas del MMPI que se consideran más relacionadas con el constructo de la psicopatía nuclear de la PCL-R son las destinadas a evaluar el desvío psicopático y la hipomanía y también las escalas suplementarias que evalúan antisocialidad y cinismo. Por el contrario, teóricamente es esperable ausencia de correlación o correlación negativa con la "tríada neurótica" - escalas de hipocondriasis, depresión e histeria-, con la tríada psicótica - escalas de paranoia, psicastenia y esquizofrenia- y con la escala de introversión social.
El intento de evaluar la correlación de estas medidas se realiza reconociendo que las medidas provenientes de instrumentos autoadministrados presentan inconvenientes producidos por las presentaciones que intencionalmente distorsionan la información y por los sesgos no intencionales que se presentan al informar aspectos egosintónicos de la personalidad que suelen tener connotaciones socialmente disvaliosas. Si bien varios de esos instrumentos, como el MMPI, tienen escalas diseñadas para detectar la distorsión en la presentación, muchos de los sujetos involucrados en delitos y que estuvieron en instituciones del sistema judicial, cuentan con la experiencia de haber sido evaluados con testificación y muchos son habilidosos para manipular la información comprometida.
La Hare PCL-R
La PCL-R (Hare, 1990a; Hare, 2003) es una escala para la evaluación de psicopatía en población forense (Anexo I) (Folino & Astorga, 2000) . La escala abarca conductas y rasgos de personalidad comprendidos en la amplia concepción clínica de psicopatía que se evalúan con 20 ítem cuya puntuación es 0 (cuando las características descriptas por el ítem no son aplicables al sujeto), 1 (cuando las características coinciden en algunos aspectos) y 2 (cuando el ítem es definitivamente aplicable al sujeto). Tanto la escala original como la reciente 2da versión discriminan dos factores, uno de los cuales refleja los rasgos de personalidad ampliamente considerados descriptivos del síndrome (Factor 1) y otro que refleja las conductas socialmente desviadas (Factor 2). En la segunda versión, el Factor 2 varía levemente de la primera y cada uno de los dos factores se dividen en dos subfactores o facetas: Faceta 1 o Interpersonal; Faceta 2 o Afectiva; Faceta 3 o Estilo de Vida y Faceta 4 o Antisocial. La versión de dos factores y cuatro facetas permite una interpretación minuciosa y precisa de las características del protocolo del sujeto evaluado. La obtención de los datos se realiza con entrevista clínica semiestructurada y con fuentes colaterales de información. La puntuación total varía entre 0 y 40, reflejando el grado en que el evaluado coincide con el prototipo del psicópata. Hare propone un puntaje de 30 o más para aplicar el diagnóstico de psicopatía (Hare, 2003). La versión original de la PCL - R fue desarrollada con estudios en poblaciones forenses de varones de habla inglesa y francesa (Hare, 1990b). Posteriormente se evaluaron sus propiedades psicométricas en otros países (Grann et al. 1998; Hildebrand et al. 2002; Moltó et al. 2000; Pham, 1998) (Hildebrand et al. 2002; Moltó et al. 2000; Pham, 1998).
Estudios previos obtuvieron resultados que permiten sostener la confiabilidad de la versión argentina de la PCL-R, la validez discriminante y la validez concurrente con instrumentos de evaluación no auto administrados (Folino et al. 2003; Folino & Hare, 2005).
El MMPI
El MMPI es uno de los tests más utilizados para la evaluación objetiva y psicométrica de la personalidad. Es un inventario auto descriptivo, y de fácil administración en forma individual o grupal. Puede ser utilizado en contextos no clínicos de evaluación psicológica, en el área laboral, educativa, militar y vocacional. Según Maria Elena Brenilla (Breñilla, 1992) se fundamenta en los siguientes elementos: a) El Interés en identificar variables que tuvieran importancia en el ámbito clínico. b) La suposición de que el padecimiento de un sujeto es pasible de ser autodescripto en forma verbal. c) La necesidad de elaborar una prueba que en menor tiempo proporcionase la misma información que varias entrevistas. d) El interés para obtener una técnica psicométrica cuya administración e interpretación fuese susceptible de cuantificación, garantizando así, la mayor objetividad posible. e) Basar la prueba en las categorías de diagnóstico más utilizadas en ese momento, vale decir, el sistema nosológico de Kraepelin. f) Elaborar un inventario de la personalidad que hiciera posible la descripción de los síntomas, utilizando directamente lo que los pacientes decían de sí mismos. g) Obtener una medida de la actitud defensiva, la exageración o la negación de la expresión de los síntomas, que pudieran distorsionar los resultados.
El instrumento está compuesto por 567 ítems que conforman 3 escalas de validez, 10 escalas clínicas básicas, 15 escalas de contenido y 18 escalas suplementarias. Las escalas de validez y clínicas se identifican por las primeras letras y por siglas provenientes de sus nombres en inglés: L, F y K y Hs, D, Hy, Dp, Pa, Mf, Pt, Sc, Ma y Si (Lie, Infrequency, Correction, Hypochondriasis, Depresión, Conversion Histeria, Psychopathic Deviate, Paranoia, Masculinity-Femininity, Psychastenia, Schizophrenia, Hypomania, Social Introversion). Las escalas de validez tienen como fin controlar las respuestas, previendo distorsiones deliberadas en las mismas. Con el mismo objetivo se describen otras diversas combinaciones de ítem. Las escalas clínicas permiten evaluar en un sujeto diferentes dimensiones de la personalidad y obtener información acerca de probable patología. La escala Psicopatía es particularmente importante para el presente estudio. Fue desarrollada a partir de la administración a individuos que presentaban constantes problemas con la ley. Los puntajes elevados corresponden a sujetos que tienden a presentar conducta antisocial, rebelión respecto de figuras de autoridad, relaciones familiares tormentosas, tendencia a culpar a los demás por sus problemas y antecedentes de dificultades escolares y/o laborales. A mayor puntaje, también se encuentra mayor probabilidad de conducta impulsiva, tendencia a la gratificación inmediata de los impulsos y a no considerar las consecuencias posibles de su accionar, así como impaciencia, limitada capacidad e tolerancia a la frustración y conducta intrépida o de riesgo.
Material y método
El contexto y la muestra
El estudio se realizó en el marco de un proyecto de investigación sobre factores de riesgo de violencia y estudio de la psicopatía acreditado en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, en vinculación con el Programa Piloto de Evaluación de Riesgo de Liberados de la Procuración de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires y la sección de psicología del Cuerpo Médico Forense de Río Gallegos, Santa Cruz, Argentina.
La muestra se constituyó con una serie de casos de 30 varones mayores de 18 años privados de su libertad por cumplimiento de sentencia judicial y derivados por la Cámara Penal de la Primera Circunscripción Judicial de Santa Cruz y las entrevistas se realizaron en el Cuerpo Médico Forense de Río Gallegos.
Los criterios de inclusión fueron que el sujeto fuera penado, que dependiera de la jurisdicción mencionada, que aceptara ser entrevistado, que no tuviera trastorno mental mayor que impidiera su comunicación adecuada.
Si bien las evaluaciones se realizaron por orden judicial en etapa de ejecución de la pena, se cuidó de explicar apropiadamente a los sujetos entrevistados sobre la función pericial y los límites de la confidencialidad dados por la obligación del perito de informar a la autoridad judicial sobre sus conclusiones. De 39 personas citadas 9 expresaron su disconformidad y se excluyeron de las entrevistas pautadas.
Procedimiento de obtención de datos y análisis estadístico
La obtención de datos se realizó desde múltiples fuentes. Se revisaron los expedientes penales y las historias clínicas correspondientes a sujetos que hubieran estado en tratamiento. Se realizaron las entrevistas necesarias para arribar a diagnóstico clínico a ciegas del resultado del MMPI y se completó un cuestionario de múltiples variables diseñado en el proyecto original (Folino et al. 2004). Luego de la administración del MMPI se revisaron los hallazgos para su integración final en el informe judicial. La versión utilizada del MMPI-2 fue la versión en español de la Cátedra Técnicas Psicométricas de Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Buenos Aires (Hathaway & McKinley, 1992).
Los datos inicialmente consignados en papel fueron ingresados con doble chequeo en base de datos con medidas de seguridad. Los estadísticos se realizaron con SPSS 10 (SPSS, 2000).
Resultados
Los treinta y cuatro sujetos de la serie tenían, al momento de la evaluación, una edad promedio de 37 (DT 12,6; Mín 23; Máx 67) años y contaban con un promedio 8 años de escolaridad. El 82 % nació en Argentina y el 18 % en Chile. El 52 % satisfacía el criterio psicopatía de puntuación total mayor que 29 en la PCL-R y el 56 % satisfacía los criterios diagnósticos de Trastorno Antisocial de la Personalidad del Eje II del DSM IV (American Psychiatric Association, 1994). En ese eje, el 21 % no tuvo diagnóstico y el 23 % otros trastornos de personalidad. En el Eje I del DSM IV, el 53 % no tuvo diagnóstico, el 6 % tuvo diagnóstico de paidofilia y el 41 % restante tuvo diagnóstico de algún trastorno por abuso de sustancia.
En la Tabla 1 se exhiben la distribución de edades al primer incidente violento, al delito índex y al cumplimiento de la sentencia.
Las Tablas 2, 3 y 4 exhiben el tipo de delito índex, la relación con la víctima y el grado de injuria a la víctima. Se destaca que es una serie caracterizada por la elevada frecuencia de delitos muy graves.
La serie estudiada tiene un promedio alto en las puntuaciones PCL-R y promedio levemente por encima del rango modal en la escala de validez L. Los promedios son altos en la escala F y en las escalas clínicas relevantes para psicopatía como Pd y Ma (Tabla 5). Las escalas de contenido Cinismo, Prácticas antisociales y Personalidad tipo A (CYN, ASP y TPA) también muestran promedios mayores que los de las muestras normativas.
Las correlaciones entre las escalas MMPI y la PCL-R se exponen en la Tabla 6. Se destacan las altas correlaciones positivas entre PCL R total y combinaciones de escalas clínicas MMPI (Tríada psicótica y Pd+Ma) y el patrón de correlación negativo y significativo con la escala de validez L.
Se evaluó la concordancia entre el diagnóstico categórico de psicopatía según puntuación total PCL R mayor que 29 puntos y las categorías determinadas por un puntaje de corte de 65 puntos en la escala Pd del MMPI. El acuerdo fue moderado, con valor de Kappa de 0,40 (p= 0,01).
Por último, se generó un modelo de regresión logística (Tabla 7) con el objetivo de explorar si las escalas y/o combinaciones de las mismas pronosticaban el diagnóstico de psicopatía según la PCL-R. El modelo quedó constituido por las variables Tríada psicótica, Escala SI y Escala CYN y clasificó apropiadamente al 88,2 % de la serie de casos.
Discusión
La serie de casos sobre la que se realiza el estudio se caracteriza por un perfil antisocial marcado: gran proporción de diagnóstico de Trastorno Antisocial de la Personalidad, de Psicopatía y de delitos graves; temprano debut con incidentes violentos y alta frecuencia de victimización a extraños.
Teniendo en cuenta resultados de previos estudios (Hare, 2003) (p.92) y dado que los sujetos estaban comprometidos judicialmente, resultaba esperable encontrar actitudes defensivas. Sin embargo no se encontraron marcadas señales de tal actitud: el promedio de la escala L se ubica escasamente por encima del rango modal, expresando, en general, un perfil moderadamente defensivo o probablemente válido. Por su parte, el promedio de la escala K se ubica dentro del rango modal. En cambio, se obtuvo un elevado promedio (en el rango de cuestionable validez) en la escala F. La serie de casos, si bien no incluye casos psicóticos, está formada por sujetos con importantes patologías en sus conductas y hábitos, lo que podría estar influyendo en el reconocimiento de múltiples síntomas y experiencias extremas y, por lo tanto, en la elevación de las puntuaciones en esas escalas. También es compatible con características personales reconocidas congruentemente en la apreciación clínica y que otros autores encuentran en los perfiles con elevación de escala F: impulsividad, irritabilidad, inestabilidad (Casullo, 1999; Breñilla, 1992). Por supuesto que semejantes elevaciones también pueden estar indicando que el grupo intentó exponer una imagen plurisintomática.
Por su parte, para la escala Pd se obtuvo un promedio alto, compatible con características prototípicas de la psicopatía, tales como hostilidad, ira, resentimiento, transferencia de culpa, etc. Para la escala Ma, se halló un promedio moderadamente alto, también compatible con características psicopáticas, tales como pobre tolerancia al aburrimiento y tendencia a la acción.
En cuanto a las escalas de contenido y teniendo como referencia de comparación a la muestra normativa norteamericana (Hathaway & McKinley, 1989), en la presente serie se encontró que el promedio de TPA resultó el doble, que el de la escala CYN también fue muy superior (un desvío estándar) y que el de la escala ASP fue más del doble. Semejantes promedios son compatibles con actitudes negativas respecto al alter ego, problemas de conducta infantiles y prácticas antisociales, irritabilidad y tendencia a la acción.
En resumen, los perfiles obtenidos orientan a considerar que los evaluados fueron medianamente honestos en sus respuestas, no informaron con una excesiva influencia de la deseabilidad social y que pusieron de manifiesto características compatibles con el síndrome psicopático. Por lo tanto, resultan perfiles apropiados para evaluar la congruencia con los resultados obtenidos con una escala de apreciación clínico-conductal como es la PCL-R.
En la matriz de correlación obtenida se destacan las significativas correlaciones entre las escala Pd y la escala Ma (y su suma) y la puntuación total de la PCL-R. Asimismo, como podría esperarse en base a previos estudios, las correlaciones son mayores con el Factor 2 que con el Factor 1 y con la Faceta 4 que con las restantes facetas. Estos hallazgos tienen aspectos coincidentes con previos y aspectos contrastantes con previos estudios revisados por Hare (Hare, 2003): en el presente estudio, si bien presentan el mismo signo, las correlaciones son notablemente más altas que las revisadas por Hare (Hare, 2003) y Moltó, Poy y Torrubia (Moltó et al. 2000). La diferencia podría estar reflejando que, mientras en el presente estudio se obtuvieron perfiles confiables, los perfiles de los restantes estudios tendían a ser defensivos, tal como está reconocido en la bibliografía que suele ocurrir.
Otros hallazgos destacables son el patrón de correlación negativa encontrado entre las puntuaciones de la escala de introversión social del MMPI y la PCL-R y sus factores y facetas, por una parte, y, por la otra, la significativa correlación positiva con las escalas de contenido (Personalidad tipo A; Cinismo; Prácticas antisociales). Estos hallazgos resultan, también, congruentes con lo esperado ante informaciones honestas.
En cambio, el patrón de correlación con la tríada neurótica y la tríada psicótica no se encuentra en la exacta línea con lo revisado por Hare en la bibliografía (Hare, 2003). Este efecto, dado los perfiles obtenidos, se debe a la información compatible con polisintomatología consignada por los evaluados. Si bien la significación del hallazgo debería ser revisada en otros estudios con series de prisioneros más numerosas, cabe reiterar la consideración hecha arriba, respecto a la escala F.
Al elaborar el modelo multivariado de regresión logística se destaca que una combinación de escalas del MMPI 2 pronostica una amplia mayoría de los casos de psicopatía diagnosticados con la PCL-R, lo que también apoya la validez concurrente.
Por otra parte, cabría preguntarse si la mediana honestidad en las respuestas consignadas en el MMPI no resultan contradictorias con el síndrome psicopático que, entre sus peculiaridades, incluye la tendencia a mentir y a manipular y a exponerse de una manera acomodaticia según la deseabilidad social. La cuestión no es simple y merece disquisiciones relacionadas con la relación establecida entre evaluador y evaluado, con determinadas pautas de conducta en el ambiente carcelario y con la psicodinamia psicopática. Si bien es característico que el psicópata tienda a manipular su presentación y la información que brinda a su interlocutor, no es infrecuente que múltiples aspectos de sus vidas sean informados con precisión cuando considera que son bien conocidos (por ejemplo, previos delitos) o cuando está interesado en modificar su apariencia en algún otro aspecto (por ejemplo, mientras intenta distorsionar la información sobre un tema, expone con honestidad otro con la pretensión de lograr credibilidad para todo lo que dice). En ocasiones, su autovaloración exagerada y la adhesión orgullosa a pautas marginales, también pueden motivar al psicópata para que revele diversas conductas disociales o rasgos de dureza.
Los resultados obtenidos son congruentes y respaldan la validez concurrente de la PCL R con el MMPI, en tanto éste aporte perfiles confiables.
La utilización clínica de la PCL-R y del MMPI conjuntamente abren una heurística interesante. El clínico, al estudiar el caso, puede relacionar la información obtenida con ambos instrumentos y encontrarla complementaria. Mientras el sujeto evaluado haya respondido con mediana honestidad y sin demasiada influencia de la deseabilidad social el cuestionario, el clínico encontrará congruentes los resultados con su evaluación clínico conductal mediante la PCL-R. Esta confluencia de información permite mayor solidez a la hora de argumentar sobre el diagnóstico, el pronóstico y la planificación terapéutica. Si, por el contrario, el evaluado respondió distorsionando la verdad y presentando, por ejemplo, un perfil marcadamente defensivo, el clínico notará que ese perfil resulta, en principio, contradictorio con la evaluación clínico conductal. Ante esa falta de congruencia de los resultados, el clínico queda alertado para proseguir el estudio intentando obtener mayor información que permita hacer el diagnóstico diferencial, y paradójicamente, incorpora un nuevo dato que puede estar sustentando la identificación del patrón típico: mentiras y manipulación.
Por último, otra perspectiva futura se abrirá cuando se produzca información sobre la utilidad local de las escalas clínicas reestructuradas (Tellegen et al. 2003) y de las escalas PSY-5 (Wygant et al. 2006). En esa oportunidad, se podrá revisar la relación de la PCL-R y las nuevas escalas, tal como se está realizando en otros países (Krishnan et al. 2006).
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Anexo I
Versión argentina de la Hare PCL-R (Hare, 1990a; Hare, 2003) elaborada a los efectos de investigación (Folino & Astorga, 2000)
Item
Seducción superficial
Autovaloración grandiosa
Necesidad de estímulos/tend. al aburrimiento
Tendencia a mentir/engañar
Estafador/Manipulador
Ausencia de remordimiento/culpa
Superficialidad afectiva
Desconsideración/indiferencia
Estilo de vida parasitario
Inadecuado control del comportamiento
Promiscuidad sexual
Problemas de conducta a edad temprana
Carencia de objetivos realistas a largo plazo
Impulsividad
Irresponsabilidad
Transferencia de culpa/responsabilidad
Numerosas relaciones de pareja breves
Delincuencia juvenil
Fracaso en liberación condicional o fuga
Versatilidad criminal