ALCMEONRevista Argentina de Clínica NeuropsiquiátricaISSN 0327-3954 / ISSN 1514-9862 (Internet) www.alcmeon.com.ar
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Alcmeon número 52 | Año XVI, vol. 13, Nº 4, marzo de 2007 |
Conferencia Central Congreso Internacional de AAP, octubre 2006
Las psicosis confusionales endógenas
Juan Carlos Goldar
Alcmeon, Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica, Año 16, Vol. 13, Nº 4, marzo de 2007, págs. 5 a 12.
En esta Conferencia Inaugural voy a tratar de exponer brevemente una hipótesis fisiopatológica sobre los estados confusionales.
Vamos a dividir la conferencia en tres partes: la primera parte es la parte estrictamente clínica, la segunda parte es la fisiopatológica, y en la tercera parte quiero rendir un homenaje al hombre que ha creado la idea que yo voy a utilizar en la segunda parte.
Habitualmente uno cree… -¡es la primera vez en mi vida que traigo un machete para una conferencia, pero es la desmielinización de los años!-. Habitualmente uno cree que las conductas rápidas, desenvueltas, confiadas, los movimientos rápidos, desenvueltos, confiados, tienen como causa la vivencia de un ambiente conocido; y que contrariamente los movimientos lentos, los movimientos tímidos, exploradores, precavidos, casi irresolutos, tienen como causa la vivencia de un ambiente desconocido. O sea que la vivencia de lo conocido y lo desconocido, la cualidad psíquica de lo conocido y lo desconocido es causal con respecto al tipo de motilidad. Es la típica visión del denominado dualismo interaccionista: hay un mundo psíquico y un mundo físico de movimientos, y hay una interacción, lo psíquico mueve lo físico.
En este caso me voy a referir al problema de la llamada cualidad de lo conocido. La cualidad de lo conocido y la cualidad de lo desconocido, un ambiente es conocido o un ambiente es desconocido. Los alemanes le llamaban a esto, los psicólogos alemanes, la "Bekanntheitsqualität". "Bekannt" es el participio del verbo "kennen", conocer. "Bekanntheit" sería "conocidad…" ¡la traducción! La cualidad de lo conocido.
La pregunta es: esta idea de que la vivencia de lo conocido y de lo desconocido, que la cualidad de lo conocido y lo desconocido, es causal sobre la conducta ¿es así o no es así?
Vamos a ver que nos puede responder el terreno de las psicosis confusionales. Si lo exploramos atentamente, es en estas psicosis donde se manifiesta de manera más clara la diferencia entre lo conocido y lo desconocido.
Las psicosis confusionales… Yo quiero dejar de lado acá el aspecto histórico, yo lo he revisado en un artículo sobre catatonía que he publicado en el año 88 y además está muy bien revisado en el artículo de Chaslin que se llama "La confusión mental primitiva".
Las psicosis confusionales están situadas entre dos grandes polos, entre dos grandes mundos: por un lado el estupor acinético, acinesia, y por otro lado el delirium, la agitación, la hipercinesia que puede conducir a la muerte. Entre ambos polos, entre el polo acinético y el polo hipercinético, se extiende el mundo no sólo de las denominadas "psicosis motoras" sino el mundo de las denominadas "psicosis confusionales".
El mundo acinético, que corresponde más o menos a la vieja imbecilidad adquirida, al idiotismo accidental de los franceses, a la "mélancolie avec stupeur" de Baillarger (melancolía con estupor), al "stupeur mélancolique" de Delasiauve y remata en la catatonía de Kahlbaum en el sentido estricto, cuando Kahlbaum dice "los pacientes parecen esos colosos sentados, de piedra, entre la arena de Egipto". El paciente acinético es un paciente atónito, todos lo sabemos, rígido, como un coloso egipcio, esto es Kahlbaum, el estado atónito. Y del otro lado el delirium acutum que termina en la catatonía mortal de Stauder. El paciente se agita, pelea contra su misma sombra, como un boxeador, termina lleno de hematomas, en un colapso cianótico, y se muere.
Entre ambos hay cuatro grandes psicosis fundamentales. Del lado hipercinético hacia el lado acinético son:
En primer lugar la "verworrene Manie", la manía confusa, tanto de Kraepelin como de Wernicke, la descripción es casi igual. Son pacientes que caminan de un lado para otro en la guardia, que están muy inquietos, se dirigen al médico, luego se dirigen hacia otra persona, lo que dicen no se puede escuchar bien, están disfónicos por su gran verborrea, están muy agitados, no saltan ni patalean pero se dirigen a una y otra persona y hacen gestos de acusación o gestos de aprobación, y tienen muchos movimientos expresivos. Una vez curados los enfermos confiesan haber atravesado una especie de ‘guerra religiosa’, el cielo se abría, las estrellas bajaban, es un delirio apocalíptico, aparecen grandes langostas, descienden serpientes del cielo, pueden meter la mano en una estrella, el jefe de servicio es a su vez el jefe de los enemigos de Dios, la enfermera es una enviada del Diablo -una enferma de Kraepelin, con manía confusa, salía a la calle desnuda llevando en una mano un crucifijo y en la otra un revólver-, los pacientes viven una especie de guerra de religión y el aspecto es apocalíptico. No vamos a tratar hoy el problema de la manía confusa, enfermedad apasionante que la reservaría para un día, si estoy vivo. El problema de la manía confusa. Tanto Kraepelin como Wernicke la describen casi por igual, es una de las pocas enfermedades que ambos, grandes enemigos, usan la misma denominación, "verworrene Manie", manía confusa.
Más hacia acá aparece una psicosis muy típica, que nosotros denominamos "hipercinesia confusional", que es la manía depresiva de Kraepelin. Los pacientes no están en un estado apocalíptico tan intenso, tampoco tienen muchos movimientos expresivos, tienen muchos movimientos reactivos, se paran, atienden los teléfonos cuando no suenan, acomodan carpetas, peinan al médico, se visten y se desvisten, si suena una bocina en la calle responden "ya voy", mucha reactividad, no están en general disfónicos, no son verborreicos, sólo un poco Y tienen algo apocalíptico… cuando se recuperan por ahí dicen que vieron que se estaban construyendo iglesias y que se estaban resucitando muertos, el delirio se presenta fugazmente, también tienen algo apocalíptico -una paciente nuestra hacía así con la mano -la levantaba y la giraba- y decía que estaba resucitando muertos-. Esta es la hipercinesia confusional, que tampoco vamos a tratar acá, una enfermedad también muy compleja y atractiva, es la manía depresiva. Kraepelin la trata como manía depresiva, él dice esto, más o menos, "es una manía en la cual el ánimo se pone angustioso, el paciente se mueve para desahogarse", dice Kraepelin. Yo nunca creí esto mucho (quién soy yo para no creer en Kraepelin, pero bueno…). El dice que los pacientes se desahogan haciendo movimientos y borronean… Yo he visto el borronear, lo vimos con mis compañeros, con Darío Rojas, con Mariano Outes, también con la doctora Claudia de Mezquita, que está acá, hemos visto el borroneo que describe Kraepelin, pero no es un borroneo para desahogarse, forma parte de la hipercinesia nada más, la hipercinesia no se está desahogando de la angustia. Hay angustia muy fugazmente, muy fugazmente, por ahí llora un rato, un poquito, unos segundos. Tiene mucha relación con la menstruación y Wernicke dice que tiene una base menstrual, cosa que no dice Kraepelin.
Lo que nos interesa son otras, son psicosis que están más cerca del lado acinético.
La primera de todas es una enfermedad muy peculiar. Wernicke la llamaba "periodische maniakalische Allopsychose", alopsicosis periódica maníaca. En el capítulo 33, en la lección 33 de "Grundriss" termina de describir la manía confusa y dice "ojo, están en Apocalipsis pero saben donde están, están en un hospital, pueden meter la mano en el cielo pero saben donde están". El problema es cuando este tipo de agitados no saben donde están, él dice que son agitados maniformes: no reconocen el lugar, no lo conocen al médico, y tampoco reconocen los objetos. El le llama alopsicosis maníaca periódica. Esta enfermedad ha sido muy elaborada por Kleist, y luego por Leonhard, y terminó siendo la psicosis confusional excitada cuyos síntomas son fundamentalmente: una gran verborrea biográfica, el paciente cuenta cosas del pasado, de cuando era chico, de compañeros de colegio, y falsos reconocimientos "Qué hacés Raulito, Larroca, vos sos Larroca, si te conozco, mirá Raulito…, che estamos todos acá, qué hacés Raulito, la familia?, te acordás del cafetero, que loco era… Ah mirá ¿vos no sos el hijo, el hijo de… Enrique el almacenero?". Cambios de falso reconocimiento, parecen juguetones los falsos reconocimientos, bien lo dicen Kleist y Leonhard: el falso reconocimiento tiene algo de juguetón, "¿Qué hacés Raulito?". "¿Cómo te va Raulito?", "Mira Raulito, qué grande". Angustia de repente, un rato angustia, y otra vez la verborrea: "Qué grande el celador… era un tipo bárbaro, la profesora de literatura lo que era…". "Raulito, ¿qué hacés?, ¿estás de vuelta acá, Raulito?". Este es el cuadro de la denominada psicosis confusional excitada. El paciente siente que está en un lugar completamente conocido, todos los que están delante son más o menos son conocidos, el lugar es conocido, una enferma levantó las historias clínicas que estaban sobre el escritorio: "¿Qué clase de Juzgado es este muchachos? ¿Todavía estos expedientes acá?". La paciente sabe donde está. Al otro día, estaba con un bolso parada frente a una puerta de servicio, la enfermera la llamó y la paciente contestó: "Ya voy, estoy haciendo cola para comprar un poco de pan". La paciente siente que esta en un ambiente conocido, está frente a la puerta de la panadería del barrio, frente a Raulito, frente al cafetero, en los Tribunales donde trabaja. El ambiente es conocido, el paciente es un taquicinético. La pregunta es: ¿el paciente se mueve con libertad? ¿Es taquicinético porque siente que está en un lugar que es conocido?
La otra psicosis, que es la que está más cerca del polo acinético, la última de las cuatro, es lo que antes se llamaba el "estupor perplejo". El paciente es el polo opuesto a esto que acabo de describir. Este se siente en un ambiente conocido y es un taquicinético ágil. El otro anda lenta e indagadoramente, la mirada mira hacia un lado, hacia el otro, mira debajo de un objeto, lo levanta tímidamente, lo observa, la mirada interroga. Esto es la perplejidad. Decía Kleist en 1928, decía "el renombrado síntoma de la perplejidad psicótica no es otra cosa que una reducción de la Bekanntheitsqualität" (no es otra cosa que la reducción en la cualidad de lo conocido). El paciente siente que eso es semi conocido, y se traslada lentamente, no es hipocinético, es bradicinético, es como una persona que acaba de entrar a un lugar que no conoce, el mira como si todo fuera desconocido, imaginen ustedes que entran a este salón y les resulta desconocido esto, nunca han visto una cosa así, desconocieran la pantalla, desconocieran…, ustedes qué harían, estarían cambiando lentamente, como si aterrizaran en Júpiter. El paciente se siente trasladado a un lugar desconocido. Si es muy grave, el paciente puede delirar, puede comenzar a delirar, pero cuando se cura dice "me sentía en un lugar raro, no sé si estaban preparando una orgía, pasaron unas mujeres, irían a alguna fiesta sexual, había unos hombres en la puerta, tal vez han reforzado la guardia, puede haber guerra porque están reforzando las cosas". Esta psicosis, este estupor perplejo se transformó luego en la psicosis confusional inhibida. "Erregt Verwirrtheitspsychose": psicosis confusional excitada, "gehemmte Verwirrtheitspsychose": psicosis confusional inhibida. Estas dos son las que nos interesan. Creo que las he descripto más o menos. En fin, tendría que pararme e imitar al paciente -tenía razón Marchant, tenía que estar parado- porque la bradicinesia no se puede imitar sentado. El paciente camina lentamente, mira debajo del colchón… Un día con el doctor Rojas nos pasamos como 2 horas siguiendo la bradicinesia de Ruth, miraba debajo del colchón, el reloj, despacito todo, un ritmo como… un ballet, y la mirada… la mirada perpleja. Eso es la perplejidad. El tipo perplejo no está con un descenso del nivel de conciencia, no es un enturbiado, está lúcido, pero la mirada… explora. Un gran amigo mío, que era un psiquiatra eminente, ya ha muerto, que se llamaba Oscar Higa, me pidió un día que lo acompañe a ver un departamento, no sé por dónde era, y estábamos esperando el ascensor, y entra desde la calle una mujer caminando lentamente. En esa época estábamos haciendo la traducción de Leonhard del italiano, de Antonio Bovi, y estupor perplejo se dice en italiano "stupore smarrito", o "smarrimento", y la señora (no era un manicomio, estábamos en una casa de un particular), la señora entró y se paró al lado nuestro y nos empezó a mirar, y miraba el ascensor, y Higa me miró y me dijo "¿smarrimento aquí también?", el estupor perdido. El paciente está perdido. "En el medio del camino de mi vida me encontré en una selva oscura porque la vía correcta fue perdida", así comienza el Dante: "Nel mezzo del cammin di nostra vita mi ritrovai per una selva oscura, ché la diritta via era smarrita". Aquí está: "smarrito": perdido.
Hace casi 40 años, yo era médico del Hospital Borda y mi maestro era el Profesor Diego Outes, estábamos comenzando a traducir las obras de Kleist, si casi 40 años, 40 años. El Profesor Melgar, el ex jefe de la Sala 1 del Borda, Ramón Melgar, que yo lo veía como si fuera un padre -recién habían puesto los teléfonos internos del hospital-, me llama Don Ramón y me dice "venga a ver a este enfermo", voy a ver el paciente, se llamaba Horacio Stumpo, tenía 57 años, y me dice Don Ramón: "este enfermo cree que está en una comisaría, dice que el paciente de la cama de al lado se llama Carlitos, dice que aquel es el director del hospital, dice que yo soy fulano de tal, que él es tal cosa, todo es conocido para él", dice Melgar "tendría que ser un Síndrome de Korsakov, pero este paciente jamás ha bebido alcohol, ¿será que este paciente tiene una atrofia hipocámpica, como usted tanto está insistiendo?". Don Ramón venía a mis clases… ¡Qué grande, no! Yo era un pibe, y Melgar se venía con una cartuchera con lápices de colores y un cuaderno, y anotaba los dibujos del cerebro que yo hacía en el pizarrón… Bueno, como dice el tango de Cadícamo "Otros hombres y otros tiempos eran aquellos de ayer". Y le dije "bueno, puede ser, es posible". Ese hombre estaba vivo, pasaron los años, muere Horacio, le saco el cerebro… tenía una atrofia nada más que en el hipocampo. Todos los casos hasta entonces publicados de atrofia hipocámpica y síndromes confusionales, falso reconocimiento, aumento de la "Bekanntheisqualität", la sensación de lo conocido aumentada, eran casos en que el hipocampo estaba alterado junto con otras zonas; pero en el caso que teníamos con Don Ramón estaba alterado el hipocampo y nada más que el hipocampo. (Ayer estaba mirando un preparado que todavía tengo en mi casa. Los preparados quedaron en el Borda, yo que sé, no se… se ha destruido tanto… se ha hecho tanto daño…). No tenía ninguna neurona casi en el hipocampo. La Doctora Isabel Benitez que está acá presente se debe acordar del caso. Totalmente desmielinizado el hipocampo, no tenía ni una gota de mielina adentro. El parahipocampo estaba bien. Era la demostración del hipocampo y su relación con la confusión mental, porque el Síndrome de Korsakov es, en crónico, lo que en pocos días es una psicosis confusional excitada, aumento de la cualidad de lo conocido, son todos conocidos, "Qué hacés Carlitos, cómo te va, hola Raulito, qué hacés por acá, che esta es la comisaría 39 del barrio… si, este tipo es el vigilante de la estación", dice el Korsakov.
Así que la pregunta es… Estas psicosis confusionales, que ninguno sabe qué son... y me dirijo a los jóvenes -que están llenos de aparatos modernos de tomografía, etc., etc.-. ¿Por qué no estudian el hipocampo en la psicosis confusional? Porque estoy seguro que la alteración fundamental es hipocámpica.
El cuadro clínico de una lesión hipocámpica, que yo he visto, es indistinguible de una psicosis confusional. El de la lesión hipocámpica no se cura, pero el de la psicosis confusional dura un día, dos, tres, cuatro puede durar, una semana puede durar… cuánto puede durar excitada una psicosis confusional, diez días, no más, dos semanas, un mes… No sé que dure más… El caso más grave que tuvimos nosotros es Alicia, ¿cuánto duro en el "acmé", quince días, diez días?
Estudien el hipocampo. Yo no lo voy a hacer porque no me gusta toda esta tecnología. No es que la desprecie, por favor, sino que no he nacido para ello. O sea, yo me aburro ante esas imágenes. Como dice el personaje de la milonga de Manzi: "No me gusta el empedrao, ni la voy con lo moderno, descanso cuando ando enfermo y después que me he sanao".
¿Cuál es la tesis que yo quiero presentar aquí? Es la siguiente. Si ustedes leen un libro cualquiera me van a decir que el hipocampo es una estructura primitiva y que está escondida en el lóbulo temporal, o sea que es una cosa vieja… el hipocampo… los peces tienen hipocampo, los anfibios tienen hipocampo, los reptiles tiene hipocampo, es una cosa primitiva.
El hipocampo es la culminación del cerebro. Primero, no hay cerebro sin hipocampo en toda la escala zoológica. A un cerebro le puede faltar el bulbo olfatorio, le puede faltar la vía piramidal, le puede faltar el lóbulo frontal, le puede faltar el cuerpo calloso, le puede faltar hasta la corteza olfatoria, pero no el hipocampo. El hipocampo es lo que hace, de un cerebro, un cerebro. Lo último que madura en el cerebro, es el hipocampo.
El núcleo del cerebro es la relación que hay entre la corteza del cerebro y la base del cerebro, es el reflejo cerebral. La corteza sensorial y la base del cerebro donde están los actos indeterminados, las categorías motoras -yo he hablado de eso en una conferencia acá y he mostrado abundantes diapositivas-, el reflejo cerebral, de la corteza a la base. En paralelo entre la percepción y la motilidad, entre lo sensorial y lo motor, hay un arco que pasa por la parte interna del hemisferio, que pasa por el hipocampo, y ese arco se ocupa de liberar o de inhibir la respuesta motora. Si entre la percepción y la memoria, cuyo jefe es el hipocampo, hay una coincidencia, el hipocampo no inhibe el acto. Si entre la percepción y la memoria no hay coincidencia, el hipocampo inhibe el acto.
Ese objeto que va desde la corteza sensorial al aparato motor, y que va al hipocampo, es el objeto en el sentido físico, cuantitativo, es lo que transita por el cerebro. Pero otra cosa es el objeto psíquico, la cualidad de lo conocido, el que yo sienta que algo es conocido. Lo que el mundo sensorial informa al hipocampo es la coincidencia cuantitativa, formal, casi geométrica, donde no usa los términos "nuevo", "viejo", "conocido", "desconocido". En el cerebro no se habla así. Nosotros tenemos la sensación de lo conocido y de lo desconocido, como tenemos la sensación de la luz, o del sonido. En el cerebro no hay ni sonido.
Cuando se destruye el hipocampo, el cerebro funciona como si hubiese coincidencia entre lo que llega y lo que está en la memoria. No se inhibe el sistema motor. Es lo que pasa en el Korsakov hipocámpico, el paciente está libre, el acto está excitable, el paciente se comporta como en un ambiente conocido "¿Qué hacés Raulito, cómo te va? ¡Che cuándo terminan de arreglar este boliche, hace 20 años que estoy acá y todavía están con esto! ¡Pinten las paredes muchachos! Vos… ¿Trabajás de cocinero todavía?". Está en un hospital.
Da lo mismo si es una psicosis aguda que si es una lesión hipocámpica. Les pido a los jóvenes que si ven una psicosis confusional aguda estudien el metabolismo hipocámpico.
Lo opuesto sería cuando la sensibilidad le dice a la memoria: no hay coincidencia. La memoria frena el mundo motor, comienza el acto lento.
Pero señores, la sensación de conocido y no conocido, no depende del fenómeno sensorial, porque yo no tengo la sensación de que conozco o no conozco algo sólo por la forma que algo tiene sino por cómo me voy a comportar ante ese algo. Las cosas son lo que hacemos con ellas.
El fenómeno cualitativo de conocer o no conocer, de lo conocido o no conocido, la misteriosa "Bekanntheitsqualität", la cualidad de reconocimiento y conocimiento, depende de lo que ocurre en la base del cerebro. La llegada del objeto sensorial al mundo motor y la inhibición o no que viene del hipocampo. Es la unión del objeto con el grado de excitabilidad. Esto, lo sensoriomotor, lo motivacional, lo que está en la base del cerebro, es lo que se traduce psíquicamente en la vivencia de lo conocido y lo desconocido. Esta es mi tesis.
Y este es el pedido que hago a los jóvenes que están en contacto con los aparatos modernos. Estudien el hipocampo en las psicosis confusionales. Es esencial, es esencial esto. El problema es que en el SPECT y el PET el hipocampo no se ve muy bien, en la Resonancia Magnética Funcional lo podemos ver un poco mejor, pero…
Otro problema es que el hipocampo tiene diez campos adentro, y yo no sé cuál de los diez campos es el que participa en esto.
Miren, yo me voy a morir, el tiempo va a pasar, van a pasar 150 años, y esto va a seguir siendo una incógnita, es muy difícil.
Quizá con la tecnología se llegue a ver los campos adentro, algo se ve actualmente, por supuesto, pero célula por célula, contarlas, desde afuera… Digo esto porque Patología Cerebral ya casi no se hace, no están los viejos neuropatólogos que se ponían años a mirar un hipocampo, la gente ya no sabe lo que es el hipocampo, el laberinto, el dédalo. Cada campo y cada subcampo del hipocampo tienen su propia función y su propia enfermedad.
He hecho depender toda mi conferencia de un reflejo que va de la corteza a la base del cerebro, porque estoy plenamente convencido que el cerebro es un reflejo, el cerebro es un reflejo con un arco que lo inhibe.
Decir esto en el siglo XIX, era una herejía. Tendrá reflejo la médula, como lo demostraron Stephen Hales y Robert Whytt. Pero ¿el cerebro tener reflejos?
El primer hombre en poner un reflejo para el cerebro, y en el cual yo me he inspirado para hacer esta pequeña hipótesis que les he presentado, el primer hombre ha sido Iván Séchenov, el padre de la fisiología rusa.
Es a él a quien quiero terminar esta charla rindiéndole homenaje. Séchenov ha hecho lo siguiente primero: sumergía la pata de una rana en ácido, la rana retiraba la pata, luego la volvía a sumergir en ácido y excitaba el cerebro de la rana, 1863, y la rana no retiraba la pata. "Fíjense lo que he descubierto -dice-, los hermanos Weber estimulaban el neumogástrico y paraban el corazón, yo estimulo el cerebro y paro la médula, he descubierto la inhibición central". El reflejo, dice, domina el cerebro.
Les quiero leer las palabras de Séchenov del libro titulado "Reflejos del Cerebro", libro difícil de conseguir, les advierto, muy difícil de conseguir, fue publicado en el año 1863. Dice Séchenov… Estas palabras son históricas, es la primera vez que un tipo tiene la suficiente cantidad de testosterona como para decir esto, les voy a leer, son dos párrafos y los dejo en libertad absoluta. Dice Séchenov… (Séchenov es un hombre que nació en el sur de Rusia, en la zona de los tártaros, lo que era el dominio tártaro, nació en la misma patria que Lenin, era del mismo pueblo que Lenin, ese pueblo se llamaba Simbirsk, durante la Unión Soviética se llamó Ulianovsk por el apellido verdadero de Lenin que es Ulianov. Séchenov era un hombre muy querido en el ambiente intelectual ruso, íntimo amigo de Mendeléiev y del músico Borodin -amante de esa zona de los tártaros, de la Horda de Oro, no se olviden que la ópera de Borodin, la fundamental, se llama "El príncipe Igor", y en el segundo acto el Kan Kontchák lo tiene prisionero al príncipe Igor pero lo homenajea por su valentía, y hace bailar a sus guerreros las famosas danzas polovtsianas de Borodin, que todos ustedes deben conocer-). Este retardado de Séchenov dice estas palabras: "…Hay muchos reflejos en los que el último miembro "el movimiento" se inhibe. La consecuencia más importante de inhibir el último miembro de un reflejo es la habilidad para pensar…" Para Séchenov, si una cosa pasa por el cerebro, como un reflejo, no se piensa, pero si se inhibe queda retenido en el cerebro y nace el pensamiento ¡el hombre era inteligente, por lo menos, se podrá estar de acuerdo o no! Dice Séchenov "…Se dice que el pensamiento es la causa inicial de la acción, pero se trata de la mayor de las falsedades, la causa inicial de cualquier acción es la estimulación sensorial…". El reflejo, sin el reflejo el pensamiento es inconcebible.
Lo que yo les quiero decir es esto. En la primera parte de la conferencia me pregunté: ¿es que yo porque siento que algo es conocido me comporto con velocidad y porque siento que es desconocido me comporto lentamente? Mi respuesta es no.
Yo siento que algo es conocido o es desconocido según la excitabilidad del acto. Si el acto es excitable y va a disparar una conducta rápida, yo siento que el ambiente es conocido, si el acto es inexcitable y va a disparar una conducta lenta, yo siento que el ambiente es desconocido. Como lo dije antes, es la unión sensoriomotora lo que yo vivencio como conocido y desconocido.
Decir lo que el viejo Séchenov dijo en esa época era para matarlo. Por supuesto, lo querían matar. Está, para terminar esto, el dictamen del Comité de Censura de San Petersburgo, 9 de Junio de 1866, dice con respecto a lo que dice Séchenov: "Esta teoría materialista reduce al hombre a la fatalidad, le quita todo mérito y toda culpa, destruye el dogma de la vida futura, conduce al relajamiento de las costumbres, su lectura se considera peligrosa, por eso este libro debe ser confiscado y destruido". Esto es San Petersburgo 1866. No lo pasó muy bien Séchenov, eso es claro.
Actualmente no se confiscan libros, en Occidente por lo menos, ni se destruyen libros. La técnica es otra. La conspiración del silencio. No hablar acerca de un libro ni del autor de ese libro. El método es más efectivo. Pero es más mediocre y más cobarde que aquel Comité de Censura de San Petersburgo. Señores, muchas gracias.