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Año VIII - Vol 5 - Nº 4 - Marzo de 1997

ALCMEON20

LaContrucción del Mundo Perceptivo. Estudio Sobre
el Pensamiento y la Percepción

Prof. Dr. Leopoldo Chiappo


Sumario

El objeto del trabajo es señalar el carácter fundamental quetiene la percepción en la construcción esquizofrénica delmundo y como punto de partida para la modificación del“círculo de vida” y por ende de la actitud y delcomportamiento de los miembros del círculo de vida del pacientehacia el paciente.
Se presenta la aproximación literaria como método dedescripción psicopatológica. Se ilustra con un pasajeespecífico y concreto de la obra de Miguel de Cervantes SaavedraEl ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. El pasaje permitever la diferencia esencial que hay en el entorno perceptual dedon Quijote y el de Sancho Panza. Se abre así la reflexión y,por ende, la discusión entre dos dicotomías: patología-salud,idealismo-realismo.
Se considera el proceso de construcción del mundo perceptivo enfunción de la confluencia de los siguientes factores:

1) Factor sensorial receptivo periférico;
2) Factor noético activo central;
3) Factor pático, proyectivo, de base.

Se muestra que la constitución del objeto de la percepciónobedece a un proceso constructivo y por tanto la percepción noes una mera “copia” del mundo exterior ni la concienciaun simple espejo del universo.
Se trata de la convicción delusional y su diferencia con lareacción delirante (Kurt Schneider). La adjudicación designificaciones adventicias de carácter delusional. Diferenciade la delusión y el delirio (Honorio Delgado).
La percepción normal y la percepción esquizofrénica enrelación con la atelesis como trastorno fundamental delpensamiento (Honorio Delgado). Acerca del “círculo devida” (Nicolai Hartmann). La disconfiguraciónnoético-perceptiva como indicación para una conceptualizaciónde la esquizofrenia.

El entorno perceptivo en laesquizofrenia

Quisiera iniciar mi tema sobre el entorno perceptivo en laesquizofrenia con un pasaje extraído del gran libro de Cervantesy que ilustra nítidamente dos maneras radicalmente opuestas deconstrucción del mundo perceptivo: la de don Quijote y la deSancho Panza. El trasunto simbólico del arte literario, valedecir, las imágenes ficticias de la alta cultura, pueden acuñaren sí valiosas síntesis conceptuales de gran multiplicidad dehechos y recoger en rasgos esenciales que los reúne en unidadessignificativas. Si aceptamos que los conceptos son paquetes deinformación condensada de ámbitos extensos de experienciamediante la formalización noética del variado materialexperiencial que abarca su horizonte intencional, tenemos quesentir una gran felicidad intelectual al observar que talesconceptos pueden ser símbolos acuñados gracias a la fecunda ysabia imaginación de los artistas literarios. Tal es el caso delos inmortales símbolos de don Quijote y de Sancho Panza. Almeditar sobre estos dos símbolos del comportamiento humanodebemos considerar dos maneras de interpretar y estimar elcontraste entre ambos: la perspectiva psico-espiritual y laperspectiva psicopatológica. En verdad, en tanto símbolos, esasdos creaciones imaginales representativas, en su aparenteirrealidad fantástica resumen multitud de historias clínicassobre esquizofrénicos. Pero no sólo lo psicopatológico,también observaciones psicológicas sobre las maneras de ser,percibir el mundo y comportarse de innumerables hombres concretosde carne y hueso, el elevado vuelo idealista del hombre que luchapor transformar el mundo instaurando valores espirituales, elchato realismo pedestre de quien vive conforme una vida concretalimitada a los inmediatos valores vitales.
Hallábanse ambos personajes, el caballero andante y el escudero,en trenzada conversación sobre los vaivenes de fortuna en losejercicios y achaque de caballería y acerca de la poca suertehasta entonces habida, luego de tantos movimientos yencantamientos de encantadores malignos “cuando vio donQuijote que por el camino que iban venía hacia ellos una grandey espesa polvareda; y en viéndola, se volvió a Sancho y ledijo: “Este es el día, ¡oh Sancho!, en el cual se ha dever el bien que me tiene guardado mi suerte; éste es el día,digo, en que se ha de mostrar, tanto como en otro alguno, elvalor de mi brazo, y en el que tengo de hacer obras que quedenescritas en el libro de la fama por todos los venideros siglos.¿Ves aquella polvareda que allí se levanta, Sancho? Pues todaes cuajada de un copiosísimo ejército que de diversas einnumerables gentes por allí viene marchando”. Y así, donQuijote ve en la polvareda un ejército de innumerables gentes. YSancho agrega que en “parte contraria” del camino“se levanta otra semejante polvareda”. “Volvió amirarlo don Quijote, y vio que así era verdad”. Es decir,se diría que la verdad objetiva y común tanto para Sancho comopara don Quijote era el avance en sentido opuesto de dospolvaredas vistas en el camino. Es la aparición sensorial comúna ambos, pero no es así en lo que concierne a la configuraciónnoética, pues en esto las percepciones son radicalmentedistintas. Don Quijote, relata Cide Hamete Benengeli,“alegrándose sobre manera, pensó, sin duda alguna, queeran dos ejércitos que venían a embestirse y a encontrarse enmitad de aquella espaciosa llanura”. Son dos percepcionesdiversas a partir de la misma fuente de datos sensoriales,“las grandes y espesas polvaredas”. Sancho vio laspolvaredas y las manadas de ovejas y carneros que las producían.Don Quijote vio que eran ejércitos enfrentados y prestos acombatir. Y es a partir de esta construcción noético-perceptivadelusional de un mundo de enfrentamiento belicoso de ejércitosencontrados que don Quijote empieza a generar juicios de realidadcomo formas de un pensamiento que le permita tener lainterpretación coherente que necesita en la construcción delmundo que ha percibido, dando así satisfacción a su impulsoheroico, fondo emocional que lo anima. Y piensa que de un lado elejército está comandado por “el gran emperadorAlifanfarón, señor de la grande isla Trapobana (antiguo nombregriego de Ceilán, hoy Sri Lanka)”, y por el otro, es“su enemigo, el rey de los garamantas (habitaban la partemás meridional de África que se conocía antiguamente),Pentapolín del Arremangado Brazo porque siempre entra en lasbatallas con el brazo derecho desnudo”. Y así continúanombrando don Quijote a reyes, caballeros y gigantes, y Sanchoconfiesa que no ve nada parecido. Y es entonces que se produceeste diálogo esencial por lo ilustrativo del antogonismo radicalentre la visión quijotesca del mundo y la percepciónsancho-pancesca de las cosas: ”¿Cómo dices eso, respondiódon Quijote, ¿No oyes el relinchar de los caballos, el tocar delos clarines, el ruido de los tambores?” “No oigo otracosa, respondió Sancho, sino muchos balidos de ovejas ycarneros”. En verdad, provoca decir ¡qué visión másdesinflada de la vida! ¡Qué chatura! Sin embargo, en unaencuesta se dirá que Sancho tiene razón y que Quijote la haperdido.
Aquí está el quid de la cuestión. Pueden considerase dospuntos de vista: el punto de vista psicológico-espiritual y elpunto de vista psicopatológico. Desde el primer punto de vista,que considera el nivel de la estimativa, de la cultura, de losideales, de la diferenciación personal, se trata de la altanobleza heroica de percepción en don Quijote, príncipe delmundo ideal, se trata de la estimativa elaborada y fina, nutridade argumento libresco, contrastada con el pobre palurdo deSancho, siervo de un crudo realismo, chato, inmediatista, sinlectura. Y así es don Quijote en todo, hombre libresco, trata deacomodar lo que ve a lo que dicen “sus libros”. Estoadviene de la necesidad de cumplir con lo que piensa de sí mismoy con ello la definición del oficio y quehaceres propios de laprofesión de caballero andante que profesa: “Y quiero quesepa vuestra reverencia (le dice al Bachiller Alonso López,luego de la aventura de la “multitud de lumbres” queportaban los que llevaban a enterrar un muerto a Segovia) que yosoy un caballero de la Mancha, llamado don Quijote, y es mioficio y ejercicio andar por el mundo enderezando tuertos ydesfaciendo agravios”.
Estamos, pues, en el contraste entre un hombre encumbrado en altamisión salvadora y que combate contra gigantes, rodeado de unentorno lleno de grandeza, gigantes, enemigos, y un palurdo,confinado en la realidad. Sin embargo, se dan también lascaracterísticas de la delusión, es decir de estructuración delentorno perceptivo a partir del pensamiento delusivo. KurtSchneider, refiriéndose a la diferencia entre la percepciónnormal y la psicopatológica de la esquizofrenia, dice: “Nocabe duda de que se trata de algo muy distinto. Dos palilloscruzados no son para quien no padece de una delusión (#) y si esque les presta siquiera atención, sino precisamente una figuraformada por dos trozos de madera. Para el esquizofrénico, sinembargo, significan más, incluso una advertencia de que va a sercrucificado”. Poniendo ejemplos similares, afirma que“para el esquizofrénico quiere nuevamente decir algomás”. Diríamos que es una significación delusiva decarácter adventicio. Una paciente nos expresaba su extrañeza dever tantos Volkswagen en la calle cuando ella estaba manejando.“¡Qué raro!”, decía, “esto no escasualidad”. Tenía la convicción delusional de estarrodeada, atrapada, realmente acosada, por “algo” o por“alguien” que quería hacerle daño. Es unaconstrucción del mundo galvanizada por el terror, el serperseguida, la amenaza.
Vemos que se trata de la construcción del mundo perceptivo, elque está alterado radicalmente. Y es porque el pensamientocarente de intencionalidad, desviado, deja afluir del fondoegotímico y endotímico una corriente pasional, afectiva,pática que se interpola deformando la fisonomía del mundo, detal manera que el mundo aparece diferente del mundo de quienesparticipan de un mundo en común. Se ha roto la comunicaciónintersubjetiva. En la esquizofrenia se da una suerte de cerrazónde horizonte del mundo, una cerrazón que confina el yo en lasoledad, autista, angustiosa. Esto ocurre también en lasalteraciones afectivas graves de la depresión, de la bioneurosisde angustia. Hay un estrechamiento del mundo. No hay la aperturaque permite la comunicación intersubjetiva de un mundocoparticipado en común. Pero mientras en las neurosis hayconciencia de estrechamiento, hay sufrimiento a causa de lo queel enfermo considera como “síntomas” de unaenfermedad, en la esquizofrenia hay un quid diferencial y es laconvicción de que es real el contenido y la significación queconstruye el trastorno noético delusivo. Es la conviccióndelusional en el trastorno noético-prejudicativo que configurael mundo perceptivo, fuente del trastorno del juicio de realidad,el quid diferencial de la esquizofrenia.
Lo esencial en ambos casos es determinar el carácter que tienela percepción. Es preciso reconocer que la percepción es lafunción neuropsíquica que pone al sujeto en contacto con elmundo exterior. Gracias a la percepción se abre el escenario delmundo, de manera que el mundo, aquello que no es el sujeto, sehace accesible y podemos verlo, oírlo, tocarlo, olerlo,saborearlo. Pero, equidistantes de la posición de Leibniz queafirma que la “conscience est le miroir del’universe” (“la conciencia es el espejo deluniverso”), que profesa una suerte de realismo ingenuo, y dela posición de Berkeley, quien afirmaba “esse estpercipii” (“el ser es la percepción”), y que esla posición idealista en que el ser de las cosas empieza en elser percibidas y se agota y aniquila al dejar de ser percibidas,no podemos negar que existe un proceso de construcción subjetivadel mundo perceptivo, construcción que nos permite actualizarlas potencialidades subjetivas y al mismo tiempo revelar lasestructuras objetivas del mundo. La percepción en verdad abre nosólo el escenario del mundo sino que, a su modo, revela laspotencialidades del mundo interior. La percepción no es una meracopia según Ernst Cassirer (filósofo neokantiano), pero tampocoes una mera creación del sujeto, un hecho inmanente de laconciencia sin intencionalidad transsubjetiva y reveladora delmundo objetivo. La construcción del mundo perceptivo, en el queintervienen el factor sensorial-receptivo y el factornoético-activo, permite constituir el ámbito en el que aparecela objetividad real del mundo. Las cosas mismas reales sepresentan porque hacemos el espacio en el cual se presentan. Elsujeto construye el mundo perceptivo que revela el mundoobjetivo. Se trata de un proceso dinámico que siendo decarácter subjetivo hace posible el conocimiento del mundo real.Naturalmente el conocimiento del mundo real tiene a su vez variosniveles, según la mayor riqueza de información y de capacidadintelectiva del sujeto. Lo importante es que la percepción no esuna copia pasiva sino un proceso de construcción activa por laintervención del pensamiento que elabora el material de laexperiencia.
Planteada la percepción en estos términos, el entornoperceptual de la esquizofrenia así como la alta percepciónquijotesca del mundo son posibles como momento del proceso de laconstrucción del mundo perceptivo. Puede haber analogía, mas noidentidad, entre esquizofrenia y quijotismo de don Quijote. Loque hay es la introyección de un elemento pático en el procesode configuración del dato sensorial por la actividad noéticadel sujeto. Pero en Sancho también se da un proceso constructivode su mundo perceptual. Allí donde don Quijote introyecta supasión por la justicia, su amor alterado por la belleza y laexcelencia, su ánimo caballeresco en favor de los desválidos ysu ardiente rechazo por el abuso y la arrogancia, allí mismo seconstruye un mundo elevado y vertical, un mundo visionario degrandeza y de ideales de alta humanidad, totalmente diferente ala chatura horizontal sin relieve, pedestre, de Sancho, a quienno le falta sentido común y sagacidad y buen tino.
En la construcción del mundo perceptivo introyecta elesquizofrénico (el factor pático, proyectivo de baseinstintivo-afectiva), las fuerzas pasionales, casi exclusivamentevinculadas a eros, kratos, tánatos y pólemos, interpolándoseentre la actividad del pensamiento (el acto noético) y larecepción sensorial (el factor receptivo periférico, laaisthesis, la sensación, el dato sensorial). De allí viene ladisconfiguración de la percepción como puede ilustrarse en eltest de configuración noético-perceptiva (Chiappo), que permitesorprender, se podría decir, in status nascens el proceso deconstrucción del mundo perceptivo. Y esto es posible por lapérdida de virtud configurativa, el aflojamiento de la tensiónnoética activa. Es la que Honorio Delgado llama atelesis comotrastorno fundamental de la esquizofrenia.
El entorno perceptivo del esquizofrénico consiste en la maneracomo el enfermo ve y es visto en el sistema de relacionesinterpersonales que existe normalmente como fundamentoexistencial de las personas y que puede denominarse“círculo de vida”, el “lebenskreis” (NicolaiHartmann). Es lo que debe explorarse considerando la presencia delas personas involucradas en el círculo de vida, tanto elenfermo mismo cuanto los familiares, amigos, compañeros en ellugar de trabajo o instituciones a la que pertenece o hapertenecido.
El esquizofrénico ve el mundo de una manera heteróclita. Esdecir, diferente. No participa del mundo en común. Por tanto laspersonas y las cosas se le presentan modificadas desde unasubjetividad deformante resultado de la introyecciónafectivo-pática en el proceso de configuración perceptiva.Siendo esto así, el esquizofrénico modifica el entornoalterando su propio círculo de vida. Se crean entoncesrelaciones de incomunicación, de rareza y hasta de rechazo,precisamente entre quienes de sus semejantes está vinculadoexistencialmente en una suerte en común que la esquizofrenia haroto. Los prójimos próximos, parientes, amigos, compañeros detrabajo responden a su bizarría y rareza, alejándose con ciertaprevención y en algunos casos, por parte de parientes, devergüenza y aversión, y también temor por lo imprevisible desu comportamiento, que puede llegar a ser agresivo y peligroso.Esto incrementa la situación de frialdad. El propioesquizofrénico, autista, por lo tanto desvinculado del mundoexterior, irradia un incómodo ambiente de aislamiento a pesar deque internamente puede sentirse desamparado. Hay esquizofrénicoscatatónicos que vueltos de su inmovilidad, aislamiento y rigidezmuscular confiesan contrariamente a su aparente parálisispsíquica el haber tenido al mismo tiempo una intensa vidainterior, angustia, necesidad de cariño.
En suma, es a partir de la construcción del mundo perceptivo, enel cual el trastorno noético de configuración de los datossensoriales receptivos permite una deformación por emergencia delos factores pático-proyectivos anormalmente exacerbados, que sepresenta la conducta del esquizofrénico como una conductaextraña, bizarra, extravagante, de alguna manera heteróclita,encapsulada en el egocentrismo, que despierta una ruptura en elcircuito de comunicación, y por lo tanto una alteración del“circuito de vida” que lo sustenta y en el cual semueve.
En la ponencia sobre “La configuraciónnoético-perceptiva” para el Simposium sobre“Conceptualización de la Esquizofrenia” ilustrarémediante un test que sorprende, por decirlo así, un statusnascens, en qué consiste el trastorno en la construcción delmundo perceptivo.

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