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Año IX - Vol.7Nro. 3- noviembre 1998
ALCMEON27
Ontogenia y filosofía de la mente
Dr. Juan Carlos Goldar
El hombre que está sentado a mi izquierda es Roberto Saubidet. Saubidet es, directamente, la figura más grande de nuestra psiquiatría. Quiero dedicar esta conferencia a don Roberto, puesto que él, sin saberlo, me ha enseñado la esencia de la psicopatología. Psicopatología que ya no se hace más, que ha desaparecido, pero que es el eje de esta ciencia. Gracias Saubidet.
El tema que he elegido para esta conferencia es un tema que está fuera de moda. Es una cuestión que inquietó a todos desde siempre, pero últimamente ha perdido contribuyentes. Hablo de la relación que existe entre el genio y el loco. La relación entre la genialidad y la locura, una cuestión que solamente puede entenderse desde la filosofía.
Primero voy a presentar las consideraciones filosóficas y las referencias ontogenéticas. En la segunda parte voy a referirme específicamente a la relación entre el genio y la locura.
Personas esquizofrénicas como Hölderlin, como Schumann, como tal vez van Gogh. Semiestragados como Poe, como Verlaine, como Modesto Mussorgsky; paranoicos del calibre de Rousseau; sanguinarios como Pedro el Grande u Oliver Cromwell. Vidas fronterizas imposibles de definir: Miguel Angel, Mozart, Beethoven, Byron. ¿Será posible que de todo esto no tengamos ya nada que discutir? Solamente combinando la filosofía de la historia con la psicopatología es como podemos encontrar alguna solución que nos diga qué vinculo hay entre esos mundos.
Si ustedes le preguntan a un profesor de filosofía cuál es el gran tema de la filosofía, les va a contestar que es la cuestión del ser. Pero yo no he podido encontrar todavía un ontólogo que me dijera algo claro. Como soy un hombre de la ciencia y no un intelectual, no me puedo meter en cuestiones engorrosas y poco claras. Así que he decidido por mí mismo que la pregunta más importante de la filosofía no es la pregunta por el ser. Sino que la pregunta esencial de la filosofía, y que nos interesa a todos por igual, es esta: la historia ¿se repite? Lo que equivale a decir ¿puede el hombre, conociendo el pasado, conocer lo que acaecerá en el futuro? Lo que equivale a decir, el modo en que nosotros hoy, en que nuestra mente hoy razona y siente la política, la religión, la música, la pintura, ese modo ¿existió alguna vez antes? ¿volverá a existir?
La respuesta a la pregunta ¿la historia se repite? es sí, se repite, y no se repite. O digamos así: la historia se repite, pero los acontecimientos repetidos son entre sí homólogos, no idénticos. Para entender esto con la mayor claridad me voy a referir a los fundamentos de la denominada Filosofía de la Naturaleza, tal como se utiliza en las Ciencias Naturales. Es muy difícil dar una definición de la naturaleza, pero sí es fácil decirle a cualquier persona qué entendemos por naturaleza. La naturaleza tiene en su esencia ciclos, ritmos; cada ciclo es una metamorfosis; cada ciclo es una transformación; y los ciclos se repiten, pero no se repiten iguales. Hay una metamorfosis interna del ciclo y una metamorfosis histórica. Los ciclos se siguen sucediendo, pero son distintos a los anteriores. Piensen en los ciclos de las estaciones del año, del día y la noche, de la vigilia y el sueño. Piensen en el ciclo cardíaco, en el ciclo respiratorio, en el ciclo menstrual, en la interfase y la mitosis. Piensen en otros ciclos, el de la fatiga y la fuerza, el ciclo del entusiasmo y del aburrimiento. Esos ciclos se repiten, pero no siempre igual.
Donde más notamos esto es en la historia. La historia está llena de ciclos, que son ciclos de la naturaleza. El mundo antiguo fue un ciclo; nuestro mundo occidental, desde el Sacro Imperio romano germánico hasta ahora, otro ciclo. Los egipcios tuvieron su ciclo, la India ya tuvo su ciclo. China también. Los pueblos mesoamericanos también tuvieron su ciclo.
¿Cómo entender el concepto de homología? Pues diciendo que cada cultura es un ciclo, y ese ciclo tiene fases, y cada una de las fases tiene en el otro ciclo una fase homóloga. Una cosa que nos sucede aquí a nosotros le pasó ya a Egipto, le pasó ya al mundo antiguo.
Por ejemplo el arte, en todos los ciclos, en todas las culturas, comenzó del mismo modo. Un gran estallido religioso que toma la piedra y la transforma en una columna dórica, si es el mundo antiguo; en una catedral gótica, si es el mundo occidental nuestro; o en una pirámide de la cuarta dinastía, si es Egipto. En todos lados el comienzo es igual. La columna dórica, la catedral, la pirámide, son homólogas, no son idénticas, implican el mismo momento. Es una homología como la siguiente: si yo a ustedes les muestro dos huesos, un húmero de un hombre, un húmero de una ballena, ustedes no van a decir que son dos húmeros. El del hombre es largo y delgado, el de la ballena es corto y ancho, pero los dos son húmeros, los dos son homólogos, los dos significan lo mismo aunque parezcan tan diferentes. Tienen la misma significación histórica. La columna dórica, la catedral gótica y la pirámide de la cuarta dinastía del Cementerio Real de Gizeh, estas tres cosas significan lo mismo, aunque la catedral gótica haya estado mil años después de Cristo, y la columna estuvo mil cien antes de Cristo, y aunque la pirámide estuvo dos mil quinientos años antes de Cristo. No están sincrónicamente en el tiempo, pero sí están sincrónicamente en la significación que tienen.
El arte ha evolucionado del mismo modo en todas partes. De ese estado primitivo religioso pasó a un estado más mundano, hasta llegar a una perfección extrema, hasta llegar al rococó. Pero no sólo nosotros, occidentales, tenemos rococó. Hay rococó en el ciclo antiguo, en los griegos; hubo rococó en Egipto. La música de Bach, es nuestra música rococó. La pintura de Watteau, esa pintura delicada, esa atmósfera tan única, llena de tantas luces que es el rococó; el palacio de Versalles, esa arquitectura es rococó. Bach, Watteau, Versalles, todo significa lo mismo. ¿Había algo así en Grecia? Sí, casi idéntico, el Discóbolo de Miron, ¿quieren algo más purificado? Las cosas que Fidias hizo para el Partenón. ¿Hubo algo así en Egipto? Sí, el Laberinto del lago Moeris que nos cuenta Herodoto en el segundo libro. Dice Herodoto: "el laberinto por sí sólo está por encima de las pirámides". Es como si acabara de ver Versalles. Bach, Watteau, la Acrópolis, Fidias, Miron, el Discóbolo, el Laberinto del lago Moeris.
Antoine Watteau, Embarquement pour Cythêre (1717). París, Louvre
Copia romana del original de bronce de Miron.(450 a.C)
El Laberinto, la Acrópolis, Versalles, distintas épocas si nos vamos a los números, pero significan lo mismo, corresponden a la misma fase del ciclo, una en Egipto, otra en la antigüedad, otra en nuestra cultura.
Incluso la forma en que el espíritu del arte comienza a desvanecerse y comienza a tornarse expresivo, patético. Piensen el tránsito que hay de Bach a Beethoven; de Watteau a Delacroix. Cuando uno ve un cuadro de Eugene Delacroix está escuchando una sonata de Beethoven; son la misma época. En la "Fantasía árabe" de Delacroix hay en primer plano un pura sangre bere bere encabritado que tiene todo el aspecto de la agitación del violín en la sonata Kreutzer, o de los golpes de los vientos en el primer movimiento de la séptima de Beethoven. Pero eso no se ve científicamente, eso es fisionómico, es intuitivo, depende de otra captación del mundo. No son verdades, las verdades cambian; estos son hechos y los hechos se sienten. ¿Hubo un Beethoven equivalente en el mundo antiguo? Sí, la música de Beethoven ¡cuánto tiene de ese famoso retrato que Lisipo le hizo a Alejandro! Esa ceja levantada nos recuerda el mundo patético de Beethoven. Alejandro parece más un dios que un hombre. Inclusive hay coincidencias en los prólogos. Mozart está antes que Beethoven. ¿Hay algún Mozart en Grecia? Yo creo que sí, que es Praxíteles. Cuando el Dr. Darío Rojas, que me presentó, volvió de su viaje a Grecia me comentó que en el museo de Olimpia había visto el Hermes de Praxíteles y yo le contesté "has visto la Sinfonía Júpiter de los griegos".
Eugène Delacroix, "Fantasía árabe", Museè Fabre, Mont Pellier (1832)
Retrato de Alejandro (Lisipo)
(Museo Arqueológico de Estambul)
Hermes y Dionysus, Praxíteles; 350 aC;
Museo Arqueológico de Olimpia, Grecia.Inclusive después el arte comienza a tornarse doctrinario, en todas partes se vuelve doctrinario. Se repite homológicamente. Wagner era doctrinario, ¡cuánto tiempo detrás del Anillo del Nibelungo! Arte problemático, ¿a qué equivale en el mundo antiguo? Al arte de Pérgamo. El gran campeón de la filosofía de la historia ha sido Oswald Spengler y tiene la siguiente frase "Pergamon ist das Seitenstück von Bayreuth" (Pérgamo es lo que hace juego con Bayreuth). El teatro wagneriano de Bayreuth es homólogo a Pérgamo. Quien se haya detenido a ver una fotografía del altar de Pérgamo, que está en el museo de Berlín, cuando uno ve esa construcción tan moderna, después de pasar por Miron ve algo tan moderno, uno tiene la impresión de que está en presencia de La Consagración de la Primavera de Strawinsky. Y efectivamente, ¿saben de qué año es el altar? Fue terminado en el 170; corresponde al 30 de nuestro siglo; Strawinsky, más o menos.
Donde más se percibe esto es en la política. Los estados también llegan a una perfección artística rococó. Los estados llegan a tener la perfección de la música de Bach o de la pintura de Watteau, o de Versalles, y es el estado de Luis XIV, ¿hay algo más refinado, más perfecto que el estado de Luis XIV? ¿Quién es su homólogo en la antigüedad? Pericles. No hubo nadie comparable con Pericles en la antigüedad. En el mundo egipcio, hacia el final del imperio medio, el gobierno de Amenemat III llegó a tener una gran perfección en las relaciones exteriores, en la guerra. La perfección de Amenemat III es comparable con Pericles, con Luis XIV. ¿Quieren que les diga una cosa? Los estados de desmoronan de la misma manera que se desmoronan las estructuras artísticas. Cien años hay entre Bach y Beethoven, cien años hay entre Luis y Napoleón, cien años hay entre Fidias y Lisipo, cien años hay entre Pericles y Alejandro (Napoleón es Alejandro, son homólogos). Cuando lean que Napoleón es homólogo a Cesar, están leyendo una barbaridad. Dice eso quien no sabe historia comparada, quien no sabe homología. Y cien años hay entre Amenemat III y la caída, la invasión de los hicsos.
Una última cosa quiero señalar; donde aún más se nota esto es en la religión. Mahoma fue un puritano con un ejército dispuesto a la guerra eterna, constante. La religión y la guerra, juntas. Eso se llama puritanismo. Estalló en pleno cristianismo, a seiscientos años de Cristo. Cromwell fue lo mismo que Mahoma: ejércitos, cánticos, salmos, cabezas afeitadas, línea militar, línea religiosa, todo a la vez, a seiscientos años de la fundación del Sacro Imperio romano germánico. Pitágoras tenía una secta en el sur de Italia, que destruyó la ciudad de Sibaris por considerar que estaba fuera de los cánones religiosos. Pitágoras vivió en el 500 AC . ¿Cuándo comenzó el mundo antiguo? Con la quema de Micenas, en el 1.100. Entre el 1.100 y el 500 hay 600 años. Es increíble. Seiscientos años para Mahoma, seiscientos para Pitágoras, seiscientos para Cromwell. Esto es lo que se denomina necesidad. Podría no haber un Cromwell, entonces no habría puritanismo. Que haya o no haya un Cromwell es azar, pero que la época corresponde al puritanismo es necesidad. Por eso decía Demócrito: "en el universo todo es fruto del azar y de la necesidad".
Muchas cosas tendrían que pasar, pero a veces no está la persona que las hace. ¿Quién es esa persona? El genio, es quien lleva al plano de la acción el momento del ciclo natural histórico.
Toda persona que nace en un determinado ambiente, nace bajo una fase del ciclo. Yo puedo nacer en el gótico, en el gótico temprano, en el rococó. Todo lo que ocurre alrededor mío, mientras yo voy ingresando a la vida social, me limita. Yo sólo puedo hacer lo que se hace. Como decía Heidegger, imitando a "el se", el se dice, el se hace, el se usa. Aquí estamos todos vestidos iguales; aparece alguien vestido como Luis XIV y va al manicomio. Esto es lo que se denomina el espíritu objetivo, que se refiere a lo que está fuera nuestro y nos indica la fase histórica. ¿Por qué nosotros no hacemos lo que nos dicta la naturaleza, que siempre quiere avanzar en el ciclo? ¿Por qué estamos frenados? Porque tenemos una representación interna del espíritu objetivo: el espíritu subjetivo. La naturaleza quiere cambiar, pero acá no se cambia, hay que imitar lo que sucede en el espíritu objetivo; esa es una restricción tabuítica. Este es el secreto del Tabú. El espíritu subjetivo inhibe nuestra naturaleza, que en nuestro pecho quisiera seguir en su fase histórica. En todas las sociedades todos somos seres tabuíticos, nos ajustamos a la fase del momento, por ejemplo nos ajustamos al rococó. Todos estamos en el rococó, desde Bach y Watteau a cualquier persona. El obrero que estaba trabajando en una ventana de las tantas de Versalles, ese obrero era roco có, no podía apartarse de eso. Ni soñaba con transitar hacia el mundo de Mozart o Beethoven. Un pintor de la época de Watteau ni soñaba con poder avanzar hacia un cuadro de Delacroix, a darle una pincelada celeste en la mitad de la tela. Eso es restricción tabuítica, espíritu subjetivo.
¿Qué hace el genio? Yo quiero presentarles aquí la teoría del genio de Kant, que es la que me inspiró a hacer todo esto. ¿Qué es el genio para Kant? Kant escribió sus críticas famosas: "Crítica de la razón pura", "Critica de la razón práctica". A los muchachos que hacen el curso de médico psiquiatra se les enseña casi únicamente la Crítica de la razón pura; mal hecho. Los estudiantes salen con un lío en la cabeza. La gran obra de Kant es la "Crítica del juicio". Como decía Hae- ckel "id a leer la Crítica del Juicio".
La crítica del juicio tiene dos partes, la crítica del juicio teleológico, la crítica del juicio estético. En la Crítica del juicio estético Kant presenta su teoría de qué es un genio, el famoso parágrafo 46 de la Crítica del juicio. Dice Kant "el genio es la capacidad innata mediante la cual la naturaleza le da la regla al arte". Diremos entonces que el genio es un ser que bucea, que penetra en el río permanentemente cambiante de la naturaleza, de ahí extrae la novedad, la regla, la norma, el canon, y la presenta a la sociedad que está totalmente tabuítica y frenada; nadie se atreve a cambiar. Pero el genio presenta una novedad que extrae del río de la naturaleza que en él fluye permanentemente. En todos fluye la naturaleza permanentemente, pero el espíritu subjetivo, la restricción tabuítica, la frena. Yo hablo de naturaleza oculta y digo que el genio es el desocultador de la naturaleza. En una frase digo: "el genio bebe agua del río del tiempo creador, bebe agua del río de la naturaleza y la presenta al espíritu objetivo".
La pregunta es por qué si todos están inhibidos tabuíticamente, si todos están frenados, por qué aceptan lo que trae el genio. Porque lo que trae el genio procede del momento fásico exacto de la naturaleza, que es toda nuestra naturaleza. Por eso lo admitimos, porque coincide con lo que sentimos. Platón decía que las ideas vienen de un lugar supraceleste, de un topos uranos (el alma hizo un viaje que vio las esencias, luego bajó a la Tierra y conoce las cosas). Yo creo que realmente el alma hizo un viaje, pero es ontogenético.
Cuando somos adolescentes vivimos en el mundo de la naturaleza, que es el mundo de la metamorfosis permanente, de la fantasía. Fantasía del juego del niño, es la misma fantasía del delirio del alienado, es la misma fantasía que la creación del genio. Metamorfosis, cambio permanente. Cuando nos hacemos adultos caemos bajo las restricciones tabuíticas. ¿Cómo sería la reminiscencia platónica en este esquema? El genio, que tiene en la mano la última carta de la naturaleza, consigue llegar a la naturaleza que nosotros, tabuíticamente, tenemos oculta, por eso lo admitimos. No admitimos lo que no es genial porque no coincide con nuestra naturaleza que es sorda, que ocultamente sigue caminando debajo de la restricción del espíritu subjetivo. Por eso titulo a la conferencia "Filosofía de la mente y ontogenia". El viaje de Platón se realizó, pero se realizó en la primera fase de la vida, en la niñez y en la adolescencia.
Ahora sí que vamos al tema final.
¿Qué relación hay entre el genio y la locura? Kant dice que el genio es prácticamente un agente interpuesto entre las novedades de la naturaleza y la forma. Él trae la nueva forma, la saca de la novedad de la naturaleza, de los ciclos de ella. No crea nada, su crear es extraer de la naturaleza. Hacia el final veremos un poema terrible de Schiller, donde se resume todo esto.
En primer lugar lo que tienen de común un loco con un genio: el loco pierde las restricciones tabuíticas, pierde la inhibición que produce el espíritu subjetivo. En el loco aparece la naturaleza tal cual es, brota. Hay locos que nos presentan modos culturales que nosotros ignoramos por completo, de ahí la incomprensibilidad. Aparecen brutalmente varias formas, varios cánones naturales. En la locura hay una destrucción, hay un minus: el espíritu subjetivo sufre, se deteriora, la naturaleza aparece, florece. Me resulta raro, distante, fuera del espíritu objetivo. Fuera de la moda, de lo que se dice, de lo que se hace; no es más espíritu, es naturaleza. A veces, lo que sale son los ritmos de la naturaleza, la fuerza, la fatiga, el entusiasmo, el aburrimiento. Salen ciclos, es la psicosis maníacodepresiva. A veces salen metamorfosis, transmutaciones, un recuerdo es transmutado en otro: el falso recuerdo o la alucinación de la memoria. A veces la percepción se transmuta, un rostro se transmuta en otro. La naturaleza todo lo transmuta y lo transforma; es el falso reconocimiento, un rostro pasa a ser otro, una casa pasa a ser otra casa; el confuso mira el barrio y lo interpreta como el barrio de cuando era chico. Otras veces la metamorfosis afecta las actitudes humanas. Un hombre se rasca la cabeza, y eso es transmutado hasta transformarse en una amenaza de muerte. Es el origen del delirio de persecución, de la autorreferencia. Acá he anotado "toda percepción delirante es una metamorfosis liberada por la claudicación de las restricciones tabuíticas". Esta es la definición filosófica que puedo dar de la locura.
Si tienen algo en común, ¿qué tienen de diferente? El alienado pierde el espíritu subjetivo, pero el genio lo inhibe porque tiene un espíritu absoluto. Espíritu absoluto quiere decir sin restricciones tabuíticas. Inhibe la inhibición de la naturaleza y extrae de ella, con un plus, una dimensión nueva. El término espíritu absoluto es de Hegel, él dice que el arte integra el espíritu absoluto. La diferencia es que el alienado pierde la restricción y el genio consigue abolirla con su espíritu absoluto. Pero sin embargo tiene que haber algo en común para que el espíritu subjetivo, para que los mecanismos de restricción tabuítica, en un lado claudiquen, en la locura, y en el genio puedan ser inhibidos. Tienen que tener cierta fragilidad, cierta debilidad. En uno y en otro.
La vieja pregunta que se hacían los psiquiatras antiguos era ¿hay que estar un poco loco para ser genio? La respuesta sería la siguiente: tanto el genio como el loco sufren de una debilidad de los aparatos de restricción de la naturaleza. Como esa restricción constituye el tabú, yo postulo en esta conferencia que, si hay algo que tienen en común el loco con el genio, es una diátesis tabuítica, una predisposición, una debilidad, una fragilidad en los mecanismos que normalmente nos ocultan el flujo de novedades permanentes de la naturaleza. Curiosa paradoja es la que resulta: que el genio es el fundamento del progreso, que consideramos lo supremo, y para obtener el progreso tiene que tener una inferioridad o una diátesis. Recuerda la frase de Nietzsche: "lo veis retroceder, es que está por dar un gran salto"
Para concluir, casi nadie quiere hablar del problema de la locura y del genio, casi nadie quiere leer las biografías de los grandes hombres. Y si no nos ponemos los psiquiatras a estudiar filosofía y a leer biografías, ¿quiénes van a solucionar este problema? Lo intentó Lombroso y lo intentó Kretschmer. Creo que el tema no está agotado. Por eso, para despejarlos, he elegido un poema de Schiller, que resume todo lo que les he dicho.
Schiller vivió en la misma época que Kant. Dice en un poema que se denomina "Los artistas":
Hombre, qué hermoso con tu ramo de palma,
el hijo más maduro del tiempo,
rico por tesoros que tanto tiempo te negó tu pecho,
y ahora eres señor de la naturaleza,
de una naturaleza que amó tus cadenas,
que en mil luchas preparó tus fuerzas
y que hoy ante ti sube desde lo salvaje.
1 Conferencia inaugural del V Congreso Internacional de la AAP. Buenos Aires, 2 de septiembre de 1998
2 Médico psiquiatra. Suipacha 771. Buenos Aires