Bajo el cielo preñado de luces
brota un ojo que intenta alcanzarlas.
Finalista vulgar, tal es su creencia.
Si bien entiendes, puedes evitarla.
¿Qué es esa luz -filósofo cansado-
desvanecida fuera de la experiencia?
¿Corpúsculos y ondas? No lo digas.
Siempre retrasa quien recita ciencia.
De sus rayos un mito hizo la mente
y lo arrojó lejos de la frontera.
Como inórgánica verdad se impone
porque tu has olvidado ya quien era.
Debes sentir el ojo (que ilumina)
que sin meta florece (a tu medida)
y acaso así, en todos los luceros,
puedas leer el libro de la vida.
J.C. Goldar
08/12/1998