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ALCMEON 30
Christofredo Jakob (1866-1956). Maestro de 40 generaciones1
Leonardo Strejilevich2, Luis Fernando Quiroga3
La extraordinaria personalidad del Dr. Christofredo Jakob, maestro de cuarenta generaciones de universitarios, influyó y condicionó hasta hoy en día la actividad neurológica y psiquiátrica argentina. Fue uno de los cultores más grandes y trascendentes de la neurobiología mundial, investigador ejemplar, hombre de gran cultura clásica, eximio dibujante, músico, poeta, catedrático notable, persona de natural llaneza que sentía horror por el énfasis, el empaque profesional y por todo aquello que denotara presunción o vana gloria. Estas condiciones fundamentales determinaron que se impusiera el nombre de Christofredo Jakob al hospital Neuropsiquiátrico de Salta. Nació en una pequeña aldea del sur de Alemania (Wernitz-Ostheim, Bavaria) el 25 de 1866; de ahí su nombre de pila. Falleció en Buenos Aires próximo a cumplir noventa años de edad, el 6 de mayo de 1956.
Alcmeon, Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica, vol. 8, Nº 2, octubre de 1999, págs. 201 a 204.
Después del intento de culturalización científica en Argentina, en la primera mitad del siglo pasado y que se frustró casi totalmente, es a partir de 1860 en que, por influencia de Sarmiento, Mitre y Gutiérrez, se impulsaron los estudios sistemáticos de nuestra flora, fauna, geología, mineralogía y petrografía y las investigaciones astronómicas; En La Plata el perito Francisco Moreno funda el museo de Ciencias Naturales y realiza una fecunda labor científica rodeado de excelentes especialistas extranjeros. Desarrollan su actividad científica un pequeño grupo de autodidactos infatigables como Francisco Javier Muñiz y Florentino Ameghino. A fines del siglo pasado aparece Christofredo Jakob, fundador de los estudios neurobiológicos en la Argentina.
Lamentablemente hacia las postrimerías del siglo pasado, el sistema nervioso era un "desconocido" en el plano científico en nuestras tierras. Por aquella época ya trabajaban en Europa, Santiago Ramón y Cajal (España); Camilo Golgi (Italia); Dejenerine (Francia); Hughlins Jackson y Sherrigton (Inglaterra); Flechsig, Kolliker, Nissi, Brotmann y Vogt (Alemania) y construían el basamento anátomo-funcional normal y patológico del cerebro humano sin el cual la neurología, la psiquiatría y la psicología hubieran quedado en simples formulaciones abstractas e hipotéticas.
Jakob, apenas cumplidos los 27 años, era poseedor de un bagaje científico y cultural asombroso que lo sitúa rápidamente como primer asistente de su maestro Adolfo von Strumpell en la Policlínica Universitaria de Erlangen (Alemania, 1893).
Gracias al empeño puesto por Domingo Cabred (Prof. de psiquiatría en el hospicio de las Mercedes de Buenos Aires) y la comprensión del decano de la Facultad de Medicina, el Prof. Montes de Oca, y después de un largo y farragoso trámite, se consigue contratar a Jakob que llega a nuestro país el 17 de julio de 1889 alojándose malamente en dependencias administrativas del hospicio y careciendo de lo más elemental en materia de laboratorio (las autopsias se realizan en un derruido cuarto de baño, su "asistente de laboratorio" era un sirviente sin idoneidad, no tenía equipos ni instrumental).
"Conviene puntualizar que hasta la época de su arribo a Buenos Aires, poco o nada se sabía acerca de la morfología y funcionamieto del sistema nervioso humano y animal, y los conocimientos filogenéticos, embriológicos de la patología eran pobrísimos cuando no deplorables o, lisa y llanamente, no existían... en el ámbito de la biología nerviosa nadie en la Argentina había dejado siquiera algo que esbozara una huella meditable" (J. C. Orlando).
Este joven sabio alemán muy pronto transformó el estado de cosas y despertó la curiosidad y el interés de un grupo de universitarios que fueron atraídos por su personalidad y por la metodología absolutamente nueva que empleaba, por entonces, para el estudio del sistema nervioso. Poco a poco y sobre la base de trabajo duro, constante y creador, Jakob logra atraer profesionales a su laboratorio y que forman una larga lista, algunos de ellos se orientaron hacia la neurociencias en sus aspectos puros o en sus aplicaciones concretas a la medicina clínica o quirúrgica: Borda, Alurralde, Obarrio, Ingenieros, Onelli, Arce, etc., además coopera con el estudio de los profesores Estéves, Herrera, Vegas, Cranwell, Aberastury y Ramos Mejía. Como vemos, la iniciación de los trabajos científicos de Jakob no pudo tener un ámbito más magro y elemental.
El primitivo contrato le fue renovado varias veces en condiciones más ventajosas en lo económico y, por sobre todas las cosas, por la terminación de un laboratorio adecuado pero, simultáneamente, estos contratos aumentaban sus obligaciones que lo distraían de su quehacer específico; en un momento dado se ocupaba al mismo tiempo del cargo del Servicio de Frenéticos del Hospicio, de la jefatura del laboratorio de la cátedra de Clínica Neurológica, de la jefatura de Trabajos Prácticos y del dictado de los cursos ya que José María Ramos Mejía (primer profesor titular de Clínica Neurológica) y José Ingenieros (jefe de Clínica) concurrían muy poco al servicio oficial del hospital San Roque (hoy hospital general de agudos "José María Ramos Mejía" de Buenos Aires).
Con motivo de disensos permanentes con Cabred -espíritu tiránico, absorbente y difícil- Jakob decide regresar a Alemania en 1911. No encontró en su tierra natal el clima propicio para el desarrollo de sus ideas y chocó con los detentores del saber. Jakob era en Alemania un contendor que había que marginar debido a su tremenda formación en neurología, embriología, anatomía, histoneuropatología y anatomía comparada. El afectuoso pero firme requerimiento de su esposa y de sus hijos más el espíritu de convicción de José Antonio Estéves (sucesor de Ramos Mejía en la cátedra de Neurología) hacen que regrese a la Argentina en 1913 y se haga cargo de la jefatura del Laboratorio del Hospital Nacional de Alienadas.
Liberado de la incompatibilidad de sus contratos anteriores, acepta el cargo de profesor de Biología y Sistema Nervioso en la Facultad de Humanidades de La Plata por pedido de Joaquín V. González y de Biología en la Facultad de Filosofía de Buenos Aires, ocupó estos cargos hasta su retiro en 1946. En el período más agudo de la reforma universitaria fue nombrado profesor titular de Anatomía Descriptiva en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, pero su plan renovador para la enseñanza y lo denso de sus contenidos no fueron del agrado de alumnos y profesores: renuncia de inmediato diciendo que "no me entendieron los alumnos y tampoco los profesores".
Mientras tanto, el laboratorio crecía y atesoraba millares de piezas macro y microscópicas, normales y patológicas, del sistema nervioso; Jakob costeaba de su peculio los primeros tomos de "Folia neurobiológica Argentina" pues las promesas de cierto rector no se concretaron nunca y una vez más la Universidad no custodió la gran cantidad de material científico acumulado ni brindó apoyo para las publicaciones orgánicas. El sucesor de Esteves en la cátedra desmanteló el museo porque necesitaba el local para hacer fisioterapia y arrumbó las preparaciones porque no sabía a que enfermos correspondían.
Decepcionado y escéptico sobre la real vocación de los argentinos para el esfuerzo científico sostenido, su relación con los jóvenes se endureció pero, pese a ello, a través de pruebas y entretenimientos poco fáciles supo distinguir y ayudar a los más valiosos. Vuelve a crear el museo y a poblar el Laboratorio de todo aquéllo que había sido destruido o perdido.
En 1938 presentó la edición definitiva de la "Folia" obra planeada para doce tomos de la que sólo pudo costear tres y sin que la Universidad de pronunciara a favor de editarla en forma completa; de este modo hemos perdido uno de los aportes más valiosos para el conocimiento del sistema nervioso.
No es éste el momento ni el lugar para intentar un estudio crítico de la obra de Jakob, sólo diremos que se adelantó en varios decenios a los conceptos actuales sobre neuroquímica y neurocibernética, descubrió mucho tiempo antes que otros investigadores las estructuras cerebrales vinculadas a la emoción, investigó en profundidad y en extensión la filogenia, ontogenia, la estructura y función del cerebro adulto, aportó ideas nuevas al campo de la psicología y de la fisiología y avanzó con paso decisivo en la epistemología neurocientífica. Dedicó 70 años de su vida al examen de la organización, funciones y enfermedades del sistema nervioso, basta decir que la iconografía de la "Folia" está hecha sobre 20.000 cerebros humanos examinados personalmente.
Viajero curioso, recorrió toda la Argentina, especialmente la región cordillerana, estudió la fauna, la flora, los minerales, el origen de las nieves penitentes, el desaprovechamiento de los ríos argentinos que se vuelcan en el Pacífico, los problemas derivados de la falta del riego en la Patagonia, insistió en la creación de un sistema boscoso periurbano para la Capital Federal para subsanar deficiencias sanitarias y un sinnúmero de otras actividades.
Sean estas pocas líneas, ejemplo aleccionador de trabajo creador y tesonero, y explicatorias razones del nombre que lleva el hospital Neuropsiquiátrico de Salta.
Nota al pie:
1 Artículo publicado en "El Tribuno", lunes 19 de noviembre de 1979, Salta.
2 Médico Neurocirujano.
3 Médico Neurólogo.